Primer centenario de la arquidiócesis de San Salvador: piden la pronta canonización de monseñor Romero
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Este domingo 11 de agosto, el Cardenal de La Habana, Cuba, Jaime Lucas Ortega y Alamino, hizo un llamado a la reconciliación y la paz de la sociedad salvadoreña: «que esta celebración de la Eucaristía, y que este Congreso Eucarístico Nacional que conmemora los cien años de la arquidiócesis de San Salvador, que la Eucaristía celebrada cada día en las iglesias y capillas de esta nación; que aquella Eucaristía que no pudo concluir monseñor Romero, traigan a este querido país, que lleva el mismo del mismo Salvador del mundo, un gran deseo de reconciliación, un rechazo total de la violencia y una siembra de paz en los corazones y en la sociedad”.
También, durante la homilía, el enviado del Papa Francisco para la clausura del V Congreso Eucarístico Nacional –con motivo del centenario de la provincia eclesiástica de San Salvador–, abogó por la canonización de monseñor Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de la capital del país, asesinado en 1980.
Cuando se refería a la última cena de Jesucristo con sus discípulos, dijo que ella «estuvo rodeada de un ambiente de dolor y sospechas». Y añadió: «El ambiente de esta cena cargada de tensión nos hace pensar en la última eucaristía que monseñor Romero no pudo concluir; ahora, en esta celebración, lo sentimos a él cercano a nosotros y pedimos al Señor para él el honor de los altares», dijo en medio de un atronador aplauso de los congregados en la celebración.
Congreso Eucarístico
La misa presidida por el cardenal cubano, clausuró los trabajos realizado durante el V Congreso Eucarístico Nacional, celebrado del 8 al 11 de este mes de agosto, como acto culminante del año jubilar de la arquidiócesis con sede en la capital salvadoreña. Miles de fieles católicos provenientes de toda el pequeño país centroamericano se congregaron en Centro Deportivo El Cafetalón, en Santa Tecla, en torno al enviado especial del Papa Francisco, quien estuvo acompañado de monseñor Léon Kalenga, Nuncio Apostólico en El Salvador y del arzobispo de Tegucigalpa, cardenal Oscar Rodríguez; así como del episcopado salvadoreño y de centenares de sacerdotes.
La arquidiócesis de San Salvador había señalado que «cien años de vida diocesana no pueden pasar desapercibidos; cien años en los que el Espíritu Santo ha ido gestando, con la Palabra y la Eucaristía, una comunidad de discípulos de Cristo capaz de asumir los compromisos pastorales que nuestra Iglesia Católica ha ido descubriendo a lo largo de la historia a fin de cumplir con el mandato del Señor “Vayan por todas partes a anunciar el evangelio”».
Dejarse iluminar por la luz de Cristo
En la carta Pontificia, que el Papa Francisco dirigió al cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino, arzobispo de La Habana, para nombrarlo su Enviado Especial para estas solemnes celebraciones de clausura del I centenario de la Arquidiócesis Metropolitana de San Salvador y de la erección de las Diócesis de Santa Ana y San Miguel, así como del V Congreso Eucarístico Nacional, Su Santidad, había alentado al purpurado cubano a «impulsar a los fieles y a todos los hombres de buena voluntad a seguir con generosidad y constantemente al Señor, dejándose iluminar por la luz de Cristo»; además de hacer votos para que «la Iglesia que peregrina en El Salvador persevere con renovado entusiasmo y amor en el seguimiento de Cristo y de su Evangelio».