Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Internet, además de pornografía, ofrece una vasta posibilidad de encuentros y desencuentros; con Youtube y las redes sociales, adolescentes y jóvenes pueden, con mucha más facilidad, exponer sus vidas y cuerpos y pueden también observar la vida y los cuerpos de otras personas.
Es preciso que los jóvenes sean conscientes de los riesgos que estos comportamientos conllevan para un desarrollo saludable de la sexualidad. Hay una larga lista de trastornos sexuales que pueden desarrollarse con la repetición de ciertos comportamientos. En este artículo quiero hablar concretamente de dos, el exhibicionismo y el voyeurismo.
¿Qué es el exhibicionismo? Consiste en intensas necesidades sexuales recurrentes y en fantasías sexuales excitantes ligadas a la exposición de los propios genitales a personas extrañas. En ocasiones se acompañan de masturbación.
Es importante recordar que para ser considerado un trastorno, este comportamiento debe ser recurrente y tener lugar por lo menos durante un período de seis meses. Muchos jóvenes experimentan en algún momento estas fantasías, de forma aislada, y no pueden considerarse un trastorno.
Aunque el exhibicionismo sea específicamente de los genitales, hay ahora entre los jóvenes un tipo de exhibicionismo sensual por parte de los adolescentes. La cultura del sexo en la que estamos anima a estas actitudes, con el estilo funk y otros que ponen el valor de la feminidad en la exposición del propio cuerpo.
Además de incentivar un comportamiento que puede acabar en trastorno, esta cultura desvaloriza la persona humana e impide el desarrollo de relaciones sanas, especialmente en el noviazgo, que debería estar basado en el respeto y el amor.
Un trastorno psicológico sexual afecta al comportamiento, las emociones y al sistema nervioso, causando ansiedad, desequilibrio mental, depresión e incluso pánico.
El voyeurismo es otro trastorno también presente en internet. Consiste en intensas necesidades sexuales recurrentes y en fantasías sexuales excitantes que se producen cuando la persona observa ocultamente a otras personas cuando están desnudas o en actividad sexual. La persona actúa de acuerdo con estas necesidades o se siente perturbada a causa de ellas.
Generalmente, el exhibicionista se encuentra con el voyeur en sus fantasías, pues uno alimenta el trastorno del otro. En el mundo virtual esto sucede, y mucho. Es preciso tener cuidado.
Un joven consciente sabe el valor de su vida y de su sexualidad, sabe que no necesita exhibirse para conseguir la atención de aquel a quien quiere.
Las chicas deben tener claro que exponer sus cuerpos no les garantiza el éxito en su vida afectiva. Muy al contrario, la experiencia muestra que los hombres evitan asumir compromisos con mujeres que se exhiben y se dejan conquistar fácilmente.
A los chicos y chicas que corren el riesgo de desarrollar voyeurismo es importante recordar: relacionarse realmente con intercambio de ideas, emociones y afecto es mucho más productivo y saludable que los momentos secretos tras una pantalla del ordenador.
Vayan a los grupos, las reuniones, las fiestas, llamen a los amigos para salir, divertirse, pasear... Hay un mundo de posibilidades allá fuera, y seguro que el verdadero amor se encuentra también allí.