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Mañana, 68 aniversario de la bomba atómica

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Alvaro Real - publicado el 05/08/13
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Cardenal Turkson, en Hiroshima y Nagasaki: “La paz reconcilia con el Señor”

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Durante cinco días, el cardenal Peter Turkson, presidente del Consejo Pontificio por la Justicia y la Paz, lleva un mensaje de paz a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, 68 años después de la bomba atómica. 

En su primer día, el cardenal Turkson mostró, durante la celebración eucarística de la Misa por la Paz, que el cuerpo de Cristo sufrió “la crueldad humana y la violencia”, aunque tras la resurrección esta violencia, “se transforma en puerta de alegría para los discípulos”.
 
"Cuando Jesús se aparece a sus discípulos, desaparecen sus temores, con el saludo de la paz; no va, por tanto, a recordar su traición sino que les da la paz que les reconcilia con el Señor", mostró durante la homilía el presidente del Consejo Pontificio por la Justicia y la Paz.
 
El cardenal Turkson destacó su intención de llevar “un saludo de paz” como el que Jesús llevó a sus discípulos y que hizo que "desapareciesen sus temores" y les ha invitado a predicar también como "ministros del perdón y la reconciliación".
 
Responsabilidad humana
 
Michael Czerny, colaborador del cardenal Turkson muestra, en una entrevista a Radio Vaticana que durante la visita, el presidente de la Comisión Justicia y Paz quiere subrayar en este viaje que “la guerra es nuestra responsabilidad y no es un castigo divino, no es una catástrofe natural: es el producto de nuestros pecados y así somos responsables”.
 
“La religión nunca es la causa de las guerras, las guerras se realizan por otros motivos”, explica Michael Czerny: “La religión se utiliza, es explotada y la construcción de la paz es tarea de toda la familia humana, junto a todas las religiones”.
 
Durante la entrevista, el colaborador del cardenal Turkson explica que los efectos de las bombas nucleares aún continúan: “sigue en sus familiares y en los que sufren los efectos de las radiaciones, los efectos genéticos de enfermedades, a modo de generación en generación. Así el pecado dura en el tiempo y la nuestra lucha es la de evangelizar esta situación”.
 
“La tarea de Hiroshima y Nagasaki es también la tarea en Siria, en Colombia, en Oriente Medio, sitios, donde debemos reconstruir la familia humana, a raíz de la locura de guerra”, finaliza Michael Czerny.
 
Diez días por la paz
 
El cardenal Turkson visita los lugares de Hisroshima y Nagasaki para conmemorar las víctimas de las bombas nucleares, dentro de la iniciativa: “Diez días por la paz", promovida por la Conferencia Episcopal Japonesa.
 
Mañana, 6 de agosto, el purpurado formará parte de un encuentro interreligioso – junto con budistas, sintoístas y protestantes – donde pronunciará un discurso centrado en la colaboración recíproca en la construcción de la paz mundial y  el día siguiente, miércoles, rá hasta Nagasaki para participar en una cena promovida por el Centro interreligioso por el diálogo sobre la paz mundial.
 
El jueves, 8 de agosto y en el ámbito de una celebración interreligiosa, el presidente del Consejo Pontificio por la Justicia y la Paz hará una oración por todas las víctimas, con un particular recuerdo también por aquellos que si bien no fallecieron, sufren todavía las consecuencias a causa de la radioactividad. Para finalizar su visita, también en Nagasaki, presidirá la santa misa por la paz en el mundo.
 
El viaje también permite recordar la visita de Juan Pablo II a Hiroshima en febrero de 1981, cuando el Papa pidió “que la guerra no sea nunca más tolerada y vista como medio para resolver las divergencias" y "crear juntos un nuevo futuro de fraternidad y solidaridad". 

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