El odio, la guerra y el mal explicados por monseñor Juan José Aguirre
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
“Mis pupilas han visto muchas situaciones tremendamente duras. No es la primera vez que vivo un golpe de Estado. No es la primera que vivo un amotinamiento brutal. No es la primera vez que he tenido que recoger el cráneo abierto como una papaya de un joven”, explicaba el obispo de Bangassou, en una conversación con Aleteia.
Monseñor Juan José Aguirre se muestra consternado: “No es la primera vez que vivo situaciones dramáticas, pero esta es diferente por lo que dura, diferente por la cantidad de personas que lo han sufrido, por todas las mujeres que han sido violadas. Aunque aprendes a callarte y a aguantar.”
En este momento, el obispo de Bangassou nos habla de “El Expolio”, de El Greco y nos muestra la característica del Cristo expoliado: “la mansedumbre”. La valora, incluso la envidia, porque reconoce que él no la tiene.
En la conversación surgen multitud de preguntas y se le pregunta sobre el mal. ¿Dónde esta Dios en el conflicto en República Centroafricana o en el accidente de Santiago de Compostela? “El Viernes Santo, el Viernes Santo, el Viernes Santo”, repite constantemente, “eso se preguntaban todos los apóstoles, cuando vieron a aquel en quien habían confiado en manos de esos soldados que lo estaban destrozando”.
“En el Viernes Santo se encuentran la interpretación para estas cosas”, continúa monseñor Juan José Aguirre: “Después del Viernes Santo llega la Resurrección”. Lo tiene claro: “Creemos en la Resurrección y en estos momentos de demolición, como el que vivimos en Santiago de Compostela, o en la República Centroafricana, nos damos cuenta que son momentos inherentes a la condición humana, ni siquiera al propio Dios, encarnado en Jesús le fue ahorrado ese momento.
¿Por qué otra vez a nosotros?
Minutos antes, el obispo de Bangassou celebraba este jueves en la sede de Manos Unidas un pequeño encuentro informativo en el que afirmó: “Yo soy hoy la voz de mi pueblo, que nunca va a poder venir a hablaros”, en referencia al sufrimiento de la República Centroafricana y de la diócesis de Bangassou, entre el LRA (Ejército de Resistencia del Señor) y el islamismo radical de la SELEKA.
Durante su exposición fue relatando, una y otra vez, las “barbaridades” realizadas por esos “desgraciados”. “El trabajo de todos estos años se ha roto en pedazos, como un vaso que se quiebra”, explicaba el obispo de Bangassou. “Mi gente es tranquila, son un pueblo con gran religiosidad. Y respondemos a tanto odio con mansedumbre. Así es como vamos a vivir esta situación: con mansedumbre”, añade.
Multitud de imágenes ilustraron los atropellos y saqueos realizados por la SELEKA en estos meses. Un ejército formado por mercenarios y niños de la calle, a los que les ponen un uniforme y un kalasnikov para arrasar la zona: “Te quemo tu casa porque aquí soy yo el que manda”, es el pensamiento de estos jóvenes, muestra Juan José Aguirre. “Ahora estamos recogiendo testimonios de mujeres violentadas en un `laboratorio de escucha’. Los presentaremos a la comunidad internacional”.
Implicaciones internacionales
Para el obispo de Bangassou, en el conflicto hay muchos conflictos de intereses e internacionales: “los petrodólares que quieren la islamización”; los países cercanos, como el Chad – “su presidente está implicado hasta las cejas”- o hasta una posible razón económica: “A África vienen compañías de todos los continentes como auténticos depredadores. Es mucho lo que hay que repartir… Valga el ejemplo del coltán, un mineral que ha causado ya más de cuatro millones de muertos. Ya se sabe que “el que tiene el control del coltán tiene el control de las guerras”.
Monseñor Juan José Aguirre, volverá el día 2 de agosto a Bangassou con una idea clara: mostrarles a sus diocesanos “la esperanza”. ¿Y cuando acabe la esperanza? “La esperanza en volver a tener esperanza”, explica. Desgraciadamente, continuarán en Viernes Santo mucho tiempo, pero el obispo de Bangassou sabe que el Domingo de Resurrección llegará.