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¿A quién se refería el Papa cuando descartó la liberalización de las drogas?

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Jaime Septién - publicado el 26/07/13
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Varios mandatarios de países de América Latina apuestan por legalizar el consumo de sustancias

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Cuando el Papa Francisco, en la lluviosa tarde en que visitó el Hospital de San Francisco de Asís y de la Providencia de Dios en Río de Janeiro, tundió a los “mercaderes de la muerte”, a los que trafican con la droga, que tienen sus puntos neurálgicos en Colombia y en México. 

Pero no solamente a ellos los llamó el Papa al orden y a detener su acción criminal que les “roba la esperanza” a los jóvenes de todo el continente.  También fue durísimo al descalificar a quienes intentan ahora mismo legalizar el consumo de droga, especialmente de mariguana, dándole un marco “legal” para “detener la carnicería” que en México se ha cobrado la vida de más de 70 mil personas en la guerra contra el narcotráfico.

El párrafo del discurso que pronunció en portugués el Papa Francisco, no dejó lugar a dudas sobre su oposición a la legalización de la droga: “La plaga del narcotráfico, que favorece la violencia y siembra dolor y muerte, requiere un acto de valor de toda la sociedad. No es la liberalización del consumo de drogas, como se está discutiendo en varias partes de América Latina, lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química”.

¿Quién o quiénes están discutiendo liberar el consumo de drogas “en varias partes de América Latina?

Gaviria Trujillo; Henrique Cardoso y… Fox Quesada

Dos exmandatarios latinoamericanos han encabezado lo que ellos llaman “regulación del consumo” de drogas: el expresidente de Colombia, César Augusto Gaviria Trujillo, y el de Brasil, Fernando Henrique Cardoso.  Para ellos, de forma muy general, el tema de las drogas es “un tema de salud y no un tema criminal".  Si esto es así, sostienen, contra su consumo no debe haber una "guerra" sino más bien una regulación.

Gaviria Trujillo, en sus declaraciones públicas, afirma que no están pidiendo la “legalización” de las drogas, pues esto genera opiniones encontradas pero inhibir el consumo de estas por completo no es posible; pero la regulación sí”.

 Durante un foro celebrado en Ciudad de México, el expresidente colombiano subrayó a la prensa: “No hemos utilizado la palabra legalización en ninguno de nuestros documentos, legalización es una palabra como política pero es muy precisa y genera temores muy justificados. Nosotros hemos hablado de la importancia de entender que el consumo de drogas es un tema de salud y no un tema criminal”.

Por su parte, Henrique Cardoso dijo, al concluir el mismo foro el mes de marzo pasado: “Todos sabemos y afirmamos: las drogas hacen daño, y por consecuencia la posición no es liberar droga, al contrario, esto debe de valerse como reducir su consumo y las circunstancias son como regular el tabaco, el alcohol y eventualmente de mariguana”.

La nueva “estrella” de la política latinoamericana de la legalización del consumo de drogas ha sido, sorpresivamente, el expresidente de México, Vicente Fox Quesada.  En múltiples foros, el exmandatario mexicano ha considerado que “el costo de la lucha contra las drogas es demasiado alto para la humanidad y, por lo tanto, el futuro se vislumbra peor en caso de no hacer algo”.

Según Fox, "el impacto de las drogas en la economía, en el empleo, en la inversión, en el turismo, en los talentos que se fugan, en la tranquilidad, en la confianza y en la esperanza es ya demasiado costoso en comparación con males menores, quizá evitables cuando buscamos el camino a la paz y la armonía".

En un comunicado del Centro Fox, un centro de capacitación que el expresidente fundó en su rancho de San Cristóbal, muy cercano a la ciudad de León, en el Estado mexicano de Guanajuato, afirmó, "Hoy se han derrumbado muchas prohibiciones, muchos mitos y muchas de las creencias del pasado”.  Y remató: “Estamos frente a la última frontera de los esquemas viejos sobre la droga, la cual ya está en un proceso de empuje incontenible hacia un nuevo paradigma”.

Contra la dictadura del eufemismo

Como en tantas otras cuestiones legales o legaloides, a las palabras “liberalización” o “legalización” se les buscan eufemismos, como ocurre con el aborto, al que se le llama “interrupción voluntaria del embarazo”.  Sin embargo, a lo que el Papa se opone –de forma tajante—es a llamar estas realidades con otro nombre.  Cosa que están haciendo los ex mandatarios a los que fustigó en el Hospital que lleva el nombre de Francisco.

Contra esta construcción latinoamericana del eufemismo, contra la consideración de que es un problema de salud y no de guerra, el Papa fue muy claro; la solución es otra, de fondo, enraizada en la identidad cristiana del continente que le vio nacer:

“Es preciso afrontar los problemas que están a la base de su uso, promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida común, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro. Todos tenemos necesidad de mirar al otro con los ojos de amor de Cristo, aprender a abrazar a aquellos que están en necesidad, para expresar cercanía, afecto, amor”.

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