Uno de los gestos de un pontífice que no quiere dejar de ser el mismo
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En el primer viaje apostólico de Francisco (en 2013, cuando participó en la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro), el maletín que el Papa llevaba ya llamó la atención y despertó la curiosidad de todo el mundo.
Se trata de un modelo muy usado por los ejecutivos. Incluso, es posible que se trate del mismo maletín que Bergoglio llevaba cuando subía y bajaba en el omnibus y en el metro en Buenos Aires.
La misma escena se ha repetido en varios de sus viajes apostólicos: Francisco sube al avión de Alitalia siempre llevando en la mano la famosa maleta negra. Pero, ¿qué será lo que el Papa lleva en ella?
El mismo Papa respondía a los periodistas curiosos durante el vuelo de vuelta de Río a Roma. Y respondió con su buen humor de siempre:
“¡No tengo el botón de la bomba atómica! Siempre lo hago. Cuando viajo, llevo mis cosas. ¿Y, dentro, qué tiene? Una maquinilla de afeitar, un breviario (libro de liturgia), una agenda, y un libro para leer, sobre Santa Teresita. Soy devoto de Santa Teresita”.
Al preguntársele también sobre el hecho de que él mismo se lleve el maletín (algo inédito entre los papas), Francisco respondió:
“Yo siempre me he llevado mi maleta. Es normal. Tenemos que ser normales (…). Tenemos que acostumbrarnos a ser normales, a la normalidad de la vida”.
Como comentaba en su momento Luis Badilla, editor de la web vaticana Il Sismografo
“Son incontables los textos que toman como pretexto la famosa maleta para hacer análisis sobre el pontificado (…), y sin embargo, así se veía al cardenal Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires hasta el pasado 26 de febrero. Por otro lado, en su ciudad, de vez en cuando para hablar con un limpiabotas tomaba como pretexto su maleta, pedía que se la lustraran y, al mismo tiempo, hacía preguntas y se interesaba sobre la vida del chico. Así llegó a Fiumicino para el Cónclave y así se le ha visto dentro de los muros vaticanos en algunos momentos de su trabajo y de los desplazamientos dentro de la ciudad vaticana”.
“Ciertamente, antes estas cosas no se sabían y por ello para la inmensa mayoría de las personas son nuevas. Pero no hay nada de excepcional. El Papa era así y así quiere seguir siendo. Lo ha dicho varias veces también con ocasión de otros gestos. Una forma de ayudarle, lo que ha pedido hoy en el avión a los periodistas, sería por ejemplo no enfatizar lo que no tiene nada de particular”.