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El estilo de ejercer el Papado, clave para el ecumenismo (II)

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Aleteia Team - publicado el 15/07/13
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Papa Francisco da esperanza a la reconciliación con los ortodoxos

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La preferencia de Francisco de referirse así mismo como “el obispo de Roma” más allá de otros títulos tradicionales para el papado ¿es un signo de esperanza para las relaciones entre católicos y ortodoxos?

Esa pregunta estaba en la mente de los participantes en la reciente Conferencia Orientale Lumen en Washington, DC. El diálogo informal católico-ortodoxo, que se lleva teniendo desde 1997, levantó discusiones sobre los pasos hacia una plena comunión entre el Cristianismo Oriental y Occidental.

El primer saludo del cardenal Jorge Mario Bergoglio desde el balcón de la Basílica de San Pedro tras su elección como Papa Francisco tocó a no pocos observadores mientras minimizaba su papel como cabeza de la Iglesia con ilimitada jurisdicción en todo el mundo.

“La comunidad diocesana de Roma ahora tiene un obispo”, dijo el Papa Francisco a la multitud en la Plaza San Pedro el 13 de marzo”. Y ahora, comenzamos este viaje: obispo y pueblo. Este viaje de la Iglesia de Roma que preside en caridad sobre todas las iglesias. Un viaje de fraternidad, amor, confianza entre nosotros”.

El saludo impresionó a gente como el sacerdote Thomas FitzGerald, rector y profesor de historia de la Iglesia y teología histórica en el Colegio Helénico y Escuela Teológica Ortodoxa Griega de la Santa Cruz en Brookline, Massachusetts. “Pienso que para los ortodoxos es algo bueno de oír”, dijo durante las discusiones en la Casa de Retiro en Washignton del 17 al 20 de junio. “Todo lo demás está basado en ese entendimiento de él como obispo de Roma. Espero que sea signo de algunas cosas que vendrán en términos de entendimiento de su papel como obispo de Roma, el Papa, por la Iglesia católica”.

El sacerdote FitzGerald es miembro de la Consulta Teológica Norteamericana Ortodoxo-Católica, cuyo documento del 2010 “Steps Toward a Reunited Church: A Sketch of an Orthodox-Catholic Vision for the Future,” (“Pasos hacia una Iglesia reconciliada: Un boceto de una visión ortodoxo-católica para el futuro”), fue el tema de las discusiones en la reunión en la Orientale Lumen. Otros miembros de la Consulta hablaron en la conferencia, incluyendo el sacerdote paulino Roland G. Roberson, director asociado de la Secretaría para los Asuntos Interreligiosos en la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, y el sacerdote Syndey Griffith, profesor en el Departamento de Lenguas y Literaturas Semíticas y Egipcias en el Instituto de Investigación Cristiano Oriental de la Universidad Católica de America.

Otro orador fue el Metropolita Tikhon, Primado de la Iglesia Ortodoxa de Estados Unidos, y el archimandrita Robert Taft, S.J., un experto en historia de la liturgia bizantina quien enseñó por muchos años en el Pontificio Instituto Oriental en Roma.
“Nos preguntábamos si podríamos unir nuestras mentes y sugerir un camino en el que el Obispo de Roma pudiera ejercer su ministerio que fuera consistente con las enseñanzas católicas y aceptable para los ortodoxos”, dijo el sacerdote Roberson, explicando el origen del resumen del proyecto de la Consulta Norteamericana de 2010.

El Papa Juan Pablo II había pedido esas sugerencias en su encíclica de 1995 sobre ecumenismo Ut Unum Sint.

Entre otras cosas, el resumen del proyecto sugiere que el obispo de Roma “sea, por antigua costumbre, el “primero” de los obispos del mundo y de los patriarcas regionales. Su “primacía de honor” significa, como significaba en la Iglesia primitiva, no simplemente un precedente honorífico, sino la autoridad de tomar decisiones reales, apropiadas al contexto en que esté actuando. Su relación con las Iglesias Orientales y sus obispos, sin embargo, tendría que ser considerablemente diferente de la relación ahora aceptada en la Iglesia Latina.

“De acuerdo con el enseñamiento de ambos concilios vaticanos, el obispo de Roma sería entendido por todos como quien tiene autoridad sólo dentro del contexto sinodal colegial: como miembro y líder del colegio de obispos, como patriarca mayor entre los primados de las iglesias, y como siervo de la comunión universal”, prosigue el resumen del documento.

“El ministerio mundial fundamental del obispo de Roma sería el de promover la comunión de todas las iglesias locales: invitarlas a permanecer ancladas en la unidad de la fe apostólica…En armonía con el ministerio ecuménico universal del Papa, la relación de la curia romana con los obispos locales y la conferencias episcopales en la Iglesia Latina sería menos centralizada: los obispos, por ejemplo, tendrían mayor control sobre la agenda y los documentos del sínodo, y la selección de los obispos se volvería nuevamente en un proceso local”.

“Hablando en términos generales el Vaticano no comenta sobre diálogos nacionales”, dijo a Aleteia el sacerdote Roberson. “Estoy seguro que estarían contentos con este documento, como una propuesta para que la gente reflexionara y viera la verdadera posibilidad del papel del obispo de Roma en una Iglesia unida. No creo que haya nada ahí que pudieran objetar”.

Más que semántica

El sacerdote Taft observó que la nueva edición del Annuario Pontificio, el directorio del personal de la Santa Sede, contiene un cambio significativo en el sentido que se refiere al Papa simplemente como el “obispo de Roma”. Los demás títulos tradicionalmente atribuidos al Papa, como el Sucesor de Pedro, el Vicario de Cristo, el Sumo Pontífice, están relegados a la siguiente página.

Él comentó que el énfasis del Papa Francisco en el título “obispo de Roma” “no es sólo una diferencia semántica. La primacía está en la sede, no en la persona. Él es Papa porque es obispo de Roma, no viceversa.

Los observadores también tomaron nota del estilo radicalmente diferente del Papa Francisco: su opción en tomar el autobús de regreso a la residencia Domus Sanctae Marthae y vivir ahí en lugar de en el Palacio Apostólico y su postura de pie al recibir el saludo inicial de los cardenales en lugar de sentado en un trono mientras se aproximan al nuevo “Príncipe de los Apóstoles”.

El nombramiento del Papa, un mes después de su elección, de una comisión de ocho cardenales para estudiar una reforma en la Curia Romana añadió especulación respecto a la puesta en marcha del cambio en la manera del Papa de guiar a la Iglesia.

En otra parte de la conferencia, el sacerdote Taft sostuvo que “la autoridad papal como es ejercida en el presente y como algunos católicos la propondrían, como un autoridad sin límites, no es obligatoria, justificada, o exigida por el enseñamiento del Nuevo Testamento en la Iglesia o Pedro… La autoridad papal como es concebida y ejercida hoy es totalmente ajena no sólo a la tradición ortodoxa sino también a la eclesiología colegial del Vaticano II, que dice que el Papa no gobierna la Iglesia solo sino conjuntamente con el Colegio de Obispos”.

El temor que en una Iglesia reconciliada, un Papa como “primero entre iguales” tuviese una primacía “sin poder efectivo”, se contradice con un ejemplo reciente, dijo el sacerdote Taft. En ese caso, el Patriarca Ecuménico Bartolomeo, arzobispo de Constantinopla, considerado “primero entre iguales” en la comunión ortodoxa, ejerció “una enérgica intervención” e impuso sanciones eclesiásticas en el Patriarcado de Jerusalén, más allá de su jurisdicción.

Algunos participantes de la Conferencia Orientale Lumen especularon sobre un noveno cardenal aún por ser anunciado en el panel – un prelado oriental católico, posiblemente el arzobispo mayor de Ucrania, Sviatoslav Schevchuk.

“Humilde, Devoto”

Por su parte, el metropolita Tikhon encontró que la descripción histórica de la declaración de la visión de la Iglesia Católica Romana y la comprensión ortodoxa de la primacía y el estado del papa de Roma estaba "muy bien expuesta." Él dijo que se encontró con el Papa Francisco brevemente después de su misa inaugural en marzo.

“He sido bendecido este año por asistir a la inauguración del Papa Francisco y estar presente en ese momento histórico con la presencia y palabras de Bartolomeo, estar en la misma habitación juntos con ellos mientras se saludaban y brevemente saludaban a Francisco”, dijo Tikhon en la reunión de 60 ortodoxos y laicos católicos, religiosos, sacerdotes y obispos.

“Decidimos ofrecerle un regalo apropiado – una estola y un icono de la Madre de Dios. No intercambiamos muchas palabras, pero sentí un genuino amor por Cristo, por la Madre de Dios y un sentido común de nuestra necesidad de basarnos en la oración y en nuestra mutua búsqueda de esa unión personal con Cristo porque esto es lo que busca el hombre moderno, la sanación de su alma, que está rota y dividida, afectando nuestros corazones, nuestras mentes y cuerpos. No puede haber unidad externa sin un sólido esfuerzo equitativo hacia la sanación de nuestros corazones, la sanación de la ruptura en nuestras propias comunidades”.

Tikhon dijo que la elección de Francisco le da esperanza de mejorar las relaciones entre católicos y ortodoxos, “pero no tengo mucho sobre qué basarme. El papado está sólo comenzando. La impresión inicial que tengo es muy positiva, y está basada más en un intuición, lo que pienso que es importante, pero respecto al hecho de haber cambios o principios oficiales no tengo conocimiento de los trabajos internos del Vaticano ni nada de eso. Pero es igualmente esperanzador cuando hay un hombre humilde, devoto guiando a la Iglesia”.

En una breve entrevista con Aleteia, el líder de la Iglesia ortodoxa en Estados Unidos bromeó, “Supongo que depende de quien le coma la oreja. Parece humilde, lo que siempre es una buena señal”.

El Patriarcado Ecuménico

La asistencia del Patriarca Bartolomeo a la misa inaugural del Papa también “fue muy significativo”, dijo el sacerdote FitzGerald. “No se cómo pasó, pero de algún modo el Patriarca fue invitado a estar ahí o se auto invitó. El simple hecho de que estuviera ahí y jugara un papel importante, después de la instalación, especialmente, (fue notable). Creo que fue significativo que el nuevo Papa reconociera que la relación con los ortodoxos era significativa, de alguna manera  preeminente”.

El sacerdote Taft dijo, “Nada como eso sucede por casualidad en Roma”, mientras el sacerdote Griffith dijo que ha oído de “gente en el dicasterio para unidad de los cristianos que nadie es invitado a estos eventos. Siempre es “avísenos si viene”. Pero algo tenía que pasar para coordinar eso, y eso es algo que no ha sido revelado a los comunes mortales”.

Un asistente a la conferencia encontró otro gesto significativo. Joseph Bernard, un miembro de la parroquia bizantina católica en Virgina Beach, Va., dijo en una entrevista que justo antes de que el Papa Francisco celebrara misa al inicio de su ministerio, visitó la tumba de San Pedro en la cripta de la basílica que lleva su nombre. “Y, a ¿quién se encontró ahí? A todos sus hermanos patriarcas y arzobispos mayores de la Iglesia católica”, dijo Bernard. Estos patriarcas y arzobispos mayores guían, por ejemplo, la Iglesia católica griega ucraniana, la Iglesia caldea, entre otras y son, de alguna manera, similares a los patriarcas de las varias Iglesias ortodoxas.

Dijo Bernard, “Él entiende que es uno con ellos. Realmente me gusta su manera de pensar”.

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