El relato de los Hechos de los Apóstoles acaba en Roma, donde el santo esperaba su juicio. ¿Qué pasó después?
Las informaciones de la vida de san Pablo son, sorprendentemente, muy escasas. Se sabe que fue detenido en Jerusalén y llevado a Roma. Pero, ¿qué ocurrió después? Una treintena de profesores representantes de buena parte de los mejores especialistas de todo el mundo han abordado la cuestión en el congreso internacional “Los últimos años de la vida de Pablo”, celebrado en Tarragona del 25 al 29 de junio.
Los Hechos de los Apóstoles explican que Pablo fue detenido en Jerusalén y, después de diversas peripecias, llegó como prisionero a Roma, donde vivía en un régimen de libertad condicional esperando a ser juzgado por el emperador. El relato acaba aquí y, aparentemente no hay más datos en todo el Nuevo Testamento sobre el final de la vida del apóstol. La tradición posterior habla de su martirio en Roma en tiempos del emperador Nerón.
“Este estado de cosas hace que resulte atractivo observar esta etapa culminante y tan desconocida de la biografía de Pablo, para intentar averiguar algún dato más”, explicaba el biblista Agustí Borrell.
Por eso, los especialistas del ámbito anglosajón, germánico y latino reunidos en la ciudad española se aproximaron al final de la vida de este personaje, el más influyente y conocido de los primeros tiempos del cristianismo, y lo hicieron teniendo en cuenta datos bíblicos, evidencias arqueológicas, las fuentes literarias de los primeros siglos –textos apócrifos y patrísticos, autores judíos y romanos-, las informaciones sobre el derecho romano y su aplicación en el siglo I,…
Una de las cuestiones implicadas en esta investigación es la posibilidad de que san Pablo hubiera llegado a Tarragona. De ahí la razón del congreso “Los últimos años de la vida de Pablo”, continuación del celebrado en el año 2008, también en Tarragona, sobre “Pablo y Fructuoso. El cristianismo antiguo en Tarraco (siglos I al VIII)”.
Lo que es evidente, según el documento de las conclusiones del reciente congreso, es la voluntad del santo de ir a donde hoy se encuentra Tarragona: en la Carta a los Romanos, el apóstol explica su firme intención de llevar el Evangelio a Hispania, después de pasar por Roma.
Sus planes se vieron trastocados cuando fue detenido en Jerusalén. Esto retrasó, pero no impidió, su llegada a Roma. El interrogante es qué sucedió después. Una posibilidad que no hay que descartar es que fuera enviado al exilio y que su destino, quizás escogido por él mismo, fuera la ciudad romana de Tarraco.
“El testigo más antiguo que se conserva sobre el final de la vida de Pablo, la Primera carta de Clemente a los Corintios, escrita en el siglo I, dice que Pablo fue exiliado, y también que llegó “hasta el límite de Occidente”, cosa que se puede interpretar como la realización efectiva de su proyectado viaje a Hispania”, indica el documento conclusivo del congreso.
Hoy por hoy resulta imposible llegar a una conclusión clara y definitiva: “La investigación continúa abierta”, señala Borrell, pero tanto si san Pablo estuvo en Tarraco como si no, “lo que es seguro es que su testimonio y su enseñanza han arraigado desde tiempos antiguos, y continúan dando buenos frutos”.