A través de esta entrevista, conozca su infancia, familia, donde se formo desde niño hasta su ordenación como Sacerdote. Sus anhelos y realizaciones como filósofo, teólogo, arzobispo, cardenal. Las vivencias más significativas con Juan Pablo II, Benedicto XVI y el actual Papa Francisco, su entrañable amistad con ellos. Anécdotas muy personales en el Cónclave y su trabajo durante el mismo. Su admirable valentía ante los temas escabrosos relacionados con la verdad, contemporáneamente su autoridad y respeto adquiridas en la sociedad, los diferentes contextos y en el ámbito mediático. Su vasta trayectoria eclesiástica. La riqueza de una vida incansable aunada a su visión del mundo y de la iglesia en estos tiempos.
– Eminencia, ¿de donde es usted originario?
Soy originario de un pueblo de los altos de Jalisco que se llama Yahualica está por el rumbo de Tepa, pasando Río Verde, ahí nací en el año 1933.
– Por favor háblenos un poco de su familia
Mi familia era una familia modesta, teníamos un terreno a la orilla del pueblo, para siembra y un poco de animales y vacas, de eso vivía mi familia, yo ayudaba a mi padre, en todo lo que podía
– ¿De cuántos hermanos estaba conformada su familia?
Fuimos 12 hermanos murieron dos pequeños y crecimos diez, murio hace unos veinticinco años uno ya grande, y de ahí quedamos todavía 9 hermanos, de los cuales yo soy el mayor.
– ¿En dónde se formo desde su infancia hasta su ordenación?
La primaria en mi pueblo, a los 12 años vine al seminario de Guadalajara; aquí estudié las humanidades y dos años de filosofía, después fui enviado a la ciudad eterna Roma, para estudiar en la Universidad Gregoriana la filosofía y la teología. Allá estuve 8 años y tres meses. En Roma me ordené Sacerdote en el año de 1957.
– Cómo filósofo, teólogo, Sacerdote, Arzobispo, Cardenal, ¿Hay algo que le hubiera gustado hacer, existe algo irrealizable en su vida vinculada a esta gran trayectoria?
Me gustaría seguir sirviendo como lo estoy haciendo en el ministerio, mientras Dios me de fuerzas. Seguir trabajando aquí, en las celebraciones litúrgicas, en la predicación, administración de sacramentos como lo estoy haciendo. Tengo mucho trabajo, aparte me gusta también leer y escribir un poco; siempre en orden a la difusión del evangelio. Es lo que estoy haciendo ahora.
– Su eminencia ¿Cuál ha sido su vivencia más significativa con el beato Juan Pablo II?
Dios me concedió tener un encuentro muy cercano y frecuente con el Papa Juan Pablo II, mi primera impresión muy grande me la dio cuando vino a México en su primera visita, él vino a Guadalajara el 30 de enero de 1979, yo era rector del seminario de Guadalajara, ahí lo recibí a los tres meses de haber sido elegido Papa, con 58 años de edad, lleno de juventud, de fuerza de salud, con un ánimo inmenso. Fue una impresión muy grande. Después me nombro obispo de ciudad Juárez. A los dos años tuve la dicha de ser escogido para el Sínodo de los Obispos del 90, ahí lo veía continuamente muy de cerca. Después me nombro arzobispo de Guadalajara y Cardenal en el año de 1994, a raíz de esto, después el contacto ya fue mucho más frecuente, porque empecé a ir a Roma con una periodicidad de tres veces al año; para las reuniones de los dicasterios de la Curia Romana y para otros encargos.
El Santo Padre fue conmigo muy generoso, el me nombro obispo de Ciudad Juárez, me nombro arzobispo de Guadalajara y a los 6 meses me nombro Cardenal de la Santa Madre Iglesia. Posteriormente me distinguió con nombramientos muy especiales, con mucho cargo y peso, por ejemplo; me nombro relator general del sínodo de América que se celebro en el año 1997 en Roma éramos unos 300 los sinodales. Fue un trabajo muy pesado para mí, pero sumamente honroso. Aquí tuve un contacto mucho más cercano con el Papa, Yo me sentaba a la izquierda de Juan pablo II en el presídium mañana y tarde; lo miraba a él como tenía un mapa del aula con todos los que estábamos ahí, junto con todos los nombres de cada uno, tenía siempre un libro para hojear, y en otra mano con un rosario recorría las cuentas todos los días.
Posteriormente me hizo un favor muy grande mejor dicho a la Iglesia de México con nuestros santos Mártires que estaban en espera para la canonización. En el año de 1997 le hice mi petición le dije Santo Padre nuestros mártires son beatos, nos faltan muchos santos en México, ya hicieron el milagro, queremos que nos haga el regalo de canonizarlos; él sumo pontífice contesto – hay muchos expedientes en espera – le dije, Santo Padre se sacan expedientes de abajo y de arriba, a él, le dio risa, pero después dio orden a la congregación de los santos para que agilizaran el proceso de los mártires de México y el 21 de mayo del año 2000 en el año del jubileo en Roma; regalo un domingo para nuestro país en esa fecha canonizo a 25 santos mártires mexicanos entre ellos a la madre María de Jesús Sacramentado, al Padre José Yermo y parres, 27 santos nos dio ese día
Otro regalo muy grande con el que me honro el Papa con su gran estima a un servidor, fue el congreso eucarístico internacional, cuando estaba yo en Roma, me dijo un amigo mío que ya murió, el arzobispo Cipriano Calderón – pide el congreso eucarístico para Guadalajara, el internacional – . Después al día siguiente fui con el Cardenal de Canadá, le dije vengo a pedir el congreso eucarístico 46 para Guadalajara. Su respuesta fue – pídaselo al Papa.
Le pregunté, qué esperanzas hay, su respuesta fue – no si él Papa se lo quiere dar – , es solamente un trámite. Inmediatamente le escribí al Santo Padre, rápido me contestaron de la secretaria de Estado del Santo Padre, concedo el congreso eucarístico internacional a Guadalajara y lo nombro a usted presidente de ese congreso, por favor póngase a trabajar. Fueron señales muy grandes de aprecio para Guadalajara y de paso para un servidor.
Hoy celebramos a...