Producir fotos, vídeos o textos con contenido sexual y difundirlos supone una falta de respeto al cuerpo y a la dignidad personal y conlleva riesgos. Si recibes este material, bórralo y evita colaborar con ello, aconseja un artículo sobre el “sexting” publicado en la web de la arquidiócesis mexicana de León.
“Sexting” es una palabra tomada del inglés que incluye dos palabras –sex (sexo) y texting (envío de mensajes)- y consiste en difundir o publicar contenidos, principalmente fotos y vídeos, de tipo sexual producidos por el propio remitente, a través del teléfono móvil o de otro dispositivo tecnológico.
Esta moda conlleva riesgos muy altos: la amenaza de la privacidad, daños psicológicos, acoso,... Personas que se han exhibido de esta manera o han difundido estos materiales se han expuesto después a la burla y el chantaje, al ciberacoso, a la pérdida del puesto de trabajo, a la manipulación, a la cárcel e incluso a una muerte violenta.
"Desde el momento de enviarlos perdemos por completo el control de dichos materiales, poniendo en riesgo nuestra integridad como personas y la de nuestro cuerpo, prestándonos fácilmente a que los demás nos falten al respeto del mismo modo en que nosotros no lo faltamos”, advierte el artículo.
Las autoridades civiles también penalizan la producción y distribución de determinado material pornográfico. En México, por ejemplo, el Código Penal Federal considera un delito, en su artículo 202, el “exhibicionismo corporal con fines lascivos o sexuales, reales o simulados, con el objeto de video grabarlos, fotografiarlos, filmarlos, exhibirlos o describirlos a través de anuncios impresos, transmisión de archivos de datos en red pública o privada de telecomunicaciones, sistema de cómputo, electrónicos o sucedáneos”.
En España el Código Penal (art. 197) establece penas de cárcel por revelación de secretos (la difusión de imágenes sexuales de este tipo, por ejemplo) y si en las imágenes aparecen menores puede considerarse creación y distribución de pornografía infantil.
El artículo publicado en el apartado dedicado a los jóvenes de la página web diocesana de León, aconseja no producir ese material, “ya que por más precauciones que se tomen, nunca se está totalmente inmune de la difusión que puedan tener estos materiales, pues una vez que sale de tu celular no sabes en qué manos puede caer tu imagen”.
“Y si lo llegas a recibir no ayudes a su difusión, y bórralos inmediatamente, ya que con todas estas actitudes ayudas a un delito que es penado dentro de nuestra sociedad, y en carácter de personas no vamos concorde a la moral, faltándole al respeto a nuestro cuerpo y a la dignidad de nuestro prójimo", continúa.
Finalmente, aconseja: “Conoce a las personas y no te dejes manipular, nunca pidas ni proporciones estos materiales, ya que a la larga es una actividad peligrosa, ya que los medios de comunicación cada vez son más rápidos y eficientes, ayudando a la manipulación y exhibición de datos personales, como lo es nuestro cuerpo que es Templo del Espíritu Santo”.
Más información: Guía sobre adolescencia y sexting: qué es y cómo prevenirlo