Dios quiere que los sacerdotes vivan con plenitud una especial gracia de “paternidad”: la espiritual con respecto a las personas a ellos confiadas. Lo ha afirmado el Papa Francisco en la Misa de esta mañana, celebrada en la Capilla de Casa Santa Marta. Con el Pontífice estaban presentes prelados y sacerdotes que acompañaban al card. Arzobispo de Palermo, Salvatore De Giorgi, que hoy celebra el 60º aniversario de la ordenación sacerdotal, circunstancia en la que el Papa ha puesto el acento con palabras de gran cariño en la homilía.
El “deseo de la paternidad” está inscrito en las fibras más profundas de un hombre. Y un sacerdote, afirmó el Papa Francisco, no es una excepción, aunque su deseo esté orientado y vivido de modo especial.
“Cuando un hombre no tiene esta voluntad, algo falta en este hombre. Algo no funciona. Todos nosotros, para ser, para ser plenos, para ser maduros, debemos sentir la alegría de la paternidad: también nosotros los célibes. La paternidad es dar vida a los demás, dar vida, dar vida… Para nosotros, será la paternidad pastoral, la paternidad espiritual: pero es dar vida, convertirse en padres”.
El punto de reflexión en el que se ha basado Papa Francisco ha sido la cita del Génesis, en el que Dios promete al viejo Abraham la alegría de un hijo, junto a una descendencia tan grande como las estrellas del cielo. Para sellar este pacto, Abraham sigue las indicaciones de Dios y prepara un sacrificio de animales que después defiende del asalto de aves rapaces. “Me conmueve –comenta el Papa- mirar a este anciano de noventa años con el bastón en la mano”, que defiende su sacrificio. “Me hace pensar en un padre, cuando defiende a su familia, a sus hijos”.
“Un padre que sabe lo que significa defender a los hijos. Y esta es una gracia que nosotros los sacerdotes debemos pedir: el ser padres, ser padres. La gracia de la paternidad, de la paternidad pastoral, de la paternidad espiritual. Pecados tendremos muchos, pero esto es commune sanctorum: todos tenemos pecados. Pero no tener hijos, no convertirnos en padres es como si la vida no llegase al final: se para a mitad camino. Y por eso debemos ser padres. Pero es una gracia que el Señor nos da. La gente nos llama así: ‘Padre, padre, padre…’ Nos quieren así, padres, con la gracia de la paternidad pastoral”.
En este punto, la mirada del Papa Francisco se posa con afecto en el cardenal De Giorgi, junto a una valoración del 60º aniversario de sacerdocio. “Yo no sé que ha hecho el querido Salvatore” pero “estoy seguro de que ha sido un padre”. “Y esto es un signo” prosigue dirigiéndose a los sacerdotes que han acompañado al purpurado. Ahora os toca a vosotros, ha sido la exhortación final del Papa Francisco, que observa: todo árbol “da su fruto, si él es bueno, los frutos será buenos ¿no?”. Por tanto, añade, con simpatía , “no les hagáis quedar mal…”.
“Agradezcamos al Señor por esta gracia de la paternidad en la Iglesia, que va de padre al hijo, etc.. Yo pienso, para terminar, en estas dos imágenes, y en otra más: la imagen de Abraham que pide un hijo, la imagen de Abraham con el bastón en la mano, defendiendo a la familia y la imagen del anciano Simeón en el templo cuando recibe la vita nueva: hace una liturgia espontánea, la liturgia de la alegría. Y a vosotros, que el Señor os dé mucha alegría”.
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Hoy celebramos a...