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Cómo la eutanasia legal ha cambiado a Bélgica

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Aleteia Team - publicado el 14/06/13

¿Ser ciego convierte a una vida en indigna?

En 2002, Bélgica se convirtió en el segundo país del mundo, después de Holanda, en legalizar la eutanasia. Una década después el país se ha convertido en un laboratorio viviente del cambio social radical. Con muchos otros países debatiendo la legalización en este momento, ahora es un buen momento para detenernos, dar una vistazo para valorar los resultados.

Bélgica estaba gobernada por una coalición de liberales y de socialdemócratas en 2002. Los ligeramente más conservadores democristianos fueron excluidos. Con el azul como el color de los liberales y el rojo de los Socialdemócratas, la prensa lo apodó la coalición púrpura.

Los democristianos estaban en contra de la eutanasia pero ellos estaban en la oposición. La coalición púrpura era libre de aprobar la ley de la eutanasia basada en la decisión del individuo de tener “libre elección” para terminar con su vida.  En el absolutizar la autodeterminación del individuo, la izquierda y la derecha tienen un territorio común.

La ley afirma que los doctores pueden ayudar a los pacientes a morir cuando ellos expresan libremente su deseo de morir porque están sufriendo un dolor insoportable e incurable. El paciente necesita consultar a un segundo doctor independiente; para un enfermo con una enfermedad no terminal un psiquiatra independiente debe aprobarlo. En la práctica, sin embargo, la independencia es irrelevante. Bélgica es un país pequeño y los médicos complacientes son fáciles de encontrar.

Una serie de casos recientes no deja ninguna duda sobre que la ley de la eutanasia ha cambiado fundamental y drásticamente a la sociedad belga. Los gemelos de 45 años de edad sordos no pudieron soportar la idea de quedarse ciegos y pidieron la eutanasia. Los doctores aceptaron su petición porque “ellos no tenían por lo que vivir”. De acuerdo con el doctor que les dio la inyección letal aquello “no fue un asunto muy importante”.

En otro caso, una mujer de 44 años con una anorexia crónica nerviosa fue eutanasiada. Después una mujer de 64 años de edad con una depresión crónica pidió la eutanasia sin informar a sus parientes. Los doctores se defendieron diciendo que estos casos extremos y excepcionales eran legítimos porque se cumplían todos los requisitos legales.

La eutanasia ha pasado de ser una opción médica a ser una ideología. Los médicos belgas siguen creyendo que la eutanasia es una medida muy humana porque libera a las personas de sus miserias. Los humanistas fundamentalistas van más allá y describen la eutanasia como un último acto de autodeterminación. La opinión de los familiares de los pacientes no tiene ningún peso. Un médico tiene la potestad de darle una inyección letal a una madre de familia sin tener la obligación de ofrecer ninguna explicación a sus hijos. La eutanasia se ha promovido como una manera “bella” y positiva de morir. Los médicos están trasplantando los órganos de pacientes que mueren en las operaciones (se dice que para que sus vidas tengan sentido). La ley pronto permitirá que a los niños y a los pacientes con demencia  se les aplique la eutanasia.

Desde 2002, los opositores a la ley (como nosotros) han sido marginados y considerados conservadores intransigentes y sin corazón que se sienten incómodos en una sociedad post-moderna, pluralista y progresista como Bélgica. Los democristianos han repudiado sus valores tradicionales y apoyan la ley.

Cuestionar se ha convertido en tabú porque el absoluto derecho del individuo sería violado.

Hay personas que siguen siendo críticas, aparte de la Iglesia Católica. El filósofo belga Herman De Dijn se ha opuesto abiertamente. Él describe a los belgas como una “sociedad sentimental”, en la que los valores tradicionales han sido minimizados drásticamente y reemplazados por preferencias subjetivas. Una sociedad sentimental no se adhiere a los valores éticos sino solo a los relacionados con la búsqueda de la felicidad individual (autonomía y no causar daño). Las responsabilidades comunales y las instituciones morales han sido descartadas en la búsqueda por el bienestar individual; la interdependencia y las conexiones son totalmente ignoradas.

De Dijn cree que este es el corazón del problema. El ser humano no es un conjunto de sentimientos individuales, opiniones y preferencias, sino que forma parte de una especie, miembro de la humanidad, un eslabón vital en la ecología moral donde cada individuo tiene un único valor simbólico. El respeto por la dignidad humana no incluye solo el respeto a las elecciones personales sino que también está conectado con sus seres queridos y la sociedad.

Los partidarios del régimen de la eutanasia rechazan esta crítica secular, así como la influencia nefasta de la iglesia católica. Sin embargo, su ideología de la autodeterminación absoluta se ha fortalecido tanto que se está convirtiendo en una teología, en un fanatismo casi religioso. Ellos han inventado símbolos reconfortantes y rituales para expresar sus creencias. Una tarjeta de autodeterminación describe los últimos deseos del paciente para que los servicios sociales sepan lo que hay que hacer con una enfermedad terminal. Hay centros en los que la gente hacen preguntas sobre como la eutanasia se puede llevar a cabo. Hay un adoctrinamiento en la libre determinación en los doctores y voluntarios que llevan sus certificados de dispensadores de la eutanasia como medallas de honor.

A pesar de todo, tenemos esperanza. Seguramente sea posible convencer al público belga de que algo va realmente mal cuando los políticos debates sobre si los padres pueden matar legalmente a sus hijos. No es humano y no es científico. No existe una medida científica del sufrimiento insoportable. Con los avances en el alivio del dolor, la eutanasia no es necesaria.

La base del movimiento verde es que todos los seres vivos están interconectados –incluso los humanos. Especialmente nosotros los humanos. El trabajo de los políticos es proteger esta conexión. Por otro lado, ¿por qué los padres deberían cuidar a los hijos que tienen a su cargo? ¿por qué los hijos deberían cuidar a sus padres dependientes? Una vez se pierde el sentido de que cada uno de nosotros está conectado con el otro con los invisibles lazos de la comunión, acabaremos por eliminar a todos los que suponen una carga para la sociedad. Y en algunos momentos todos vamos a convertirnos en una carga.

La eutanasia no amenaza a los dogmas religiosos. Las Iglesias permanecerán abiertas pase lo que pase en los hospitales y enfermerías. Lo que está amenazado es el humanismo. En vez de hacernos fuertes, unidos como hermanos y hermanas, el dogma de la autodeterminación nos separa, nos coloca en burbujas aisladas, y luego se ofrece a matarnos –si queremos. En Bélgica todos estamos sometidos a este riesgo.

Publicado en inglés en MercatorNet el 17 de mayo de 2013.

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