En esta parte del mundo, la Iglesia tiene historia, presente cierto y futuro de esperanza
Del 14 al 17 de mayo, se celebró en Ciudad de Panamá la 44º Asamblea General Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en la que consejo directivo y representantes de 22 conferencias episcopales de América Latina y El Caribe hicieron causa común con el Papa Francisco y se comprometieron a profundizar en la misión continental de Aparecida Al mismo tiempo pidieron la protección de María para todos los jóvenes que acudirán a la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro.
Según el especialista mexicano Jorge Traslsoheros, en esta Asamblea, “con clara intención, los obispos reunieron tres acontecimientos: los quinientos años de la fundación del primer obispado de tierra firme (en Panamá), los seis años de la Conferencia de Aparecida y la elección del Papa Francisco, un hijo de estas tierras y de esta Iglesia Latinoamericana”.
Para Traslosheros, el mensaje es que “en esta parte del mundo, la Iglesia tiene historia, presente cierto y futuro de esperanza. Por eso se atreven (los obispos) a interpretar la elección de Francisco como un signo de la madurez de nuestra comunidad eclesial continental y un llamado a renovar el compromiso de discípulos y misioneros de Jesús”.
Caminar, construir, confesar
En el documento final, los obispos reunidos en Ciudad de Panamá subrayan que la Iglesia de América Latina, “deseosa y comprometida en dar frutos de vida en medio de nuestras naciones, acoge como una orientación evangélica y llena de sabiduría la propuesta programática del Papa Francisco para toda la Iglesia, expresada con tres verbos en la homilía de su primera celebración eucarística como Obispo de Roma, el 14 de marzo: caminar, construir, confesar”.
Los obispos latinoamericanos y del Caribe reunidos en Asamblea, reflexionaron sobre los graves problemas continentales y de cada uno de los pueblos, entre los cuales señalaron “el deterioro de la institucionalidad democrática, el avance de un modelo económico que favorece la concentración de la riqueza en pocas manos, decisiones legislativas contrarias a valores morales, diversas expresiones de violencia que atentan contra la dignidad humana y la convivencia pacífica.”
Ante la emergencia de estos retos, los prelados de América Latina y El Caribe acogieron “con renovado compromiso el deseo de llevar adelante la Misión Continental, en solidaridad con quienes más sufren, como Jesús lo ha enseña y el Papa Francisco lo está recordando, «proyectándonos necesariamente hacia las periferias más hondas de la existencia» (cf. Aparecida, 417)”.
Con los jóvenes en el horizonte
En concordancia con el magisterio de Aparecida y el reciente del Papa Francisco, el Celam en su conjunto se pronunció por una nueva evangelización en la que no baste el anuncio verbal, sino que “hay que hacer vida y dar cuerpo al Evangelio a través de acciones, de «gestos», que hagan transparente la presencia del Señor”.
Eso, declaran los obispos continentales, “nos lo ha enseñado el mismo Jesús, nos lo han testimoniado los numerosos santos y mártires de nuestro Continente y nos lo está mostrando en modo fascinante el Papa Francisco”.
Para Jorge Traslosheros, la causa común que hacen los obispos latinoamericanos y del Caribe con el Papa Francisco, “será sometida al crisol de la realidad a finales de julio, durante la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro”.
En efecto, dice Traslosheros, éste “será el primer viaje del Papa y entonces, si esto tiene pies, podría consolidar su liderazgo en la Iglesia para convertirse, con su entrañable estilo personal y desde la periferia de la humanidad, en gran protagonista de los intensos debates culturales que marcan nuestra época”.
De hecho, en el documento final de la 44ª Asamblea del Celam, los obispos encomendaron a María a los jóvenes “para que en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, a realizarse en Rio de Janeiro, vivan un encuentro personal y vivificante con su hijo Jesucristo”.