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Cardenal Bergoglio: le debo la fe a mi abuela

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Aleteia Team - publicado el 22/03/13
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El papa Francisco habla de su infancia

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El pasado 1 de noviembre, el cardenal Jorge Mario Bergoglio ofrecía una larga entrevista al sacerdote Juan Isasmendi para La 96, Voz de Caacupé, la emisora de la parroquia de la villa 21 de Barracas, una “villa miseria” de las afueras de Buenos Aires. Este sencillo testimonio reciente cobra extraordinaria importancia tras su elección como Papa Francisco.

La parroquia de Caacupé cuenta con 13 capillas, un centro de recuperación de adictos, una escuela de oficios, un colegio secundario, hogares de ancianos y adolescentes, 8 comedores comunitarios, un movimiento infanto-juvenil integrado por más de 1000 niños y jóvenes de la villa. Tiene, además, la radio La 96, Voz de Caacupé, y el periódico “El católico”. Su página web es http://caacupevilla21.com/

Tenemos un invitado especial hoy, en el día del acto que quisimos hacer con el Padre Allende la Sierra, quisimos invitarlo a nuestro querido padre y monseñor y cardenal Jorge Bergoglio, está acá con nosotros compartiendo hoy nuestro programa.

Buenos día cardenal, ¿cómo le va?

Buen día ¿qué tal?

¿Cómo le va?

Bien, bien.

Le agradecemos que esté acá con nosotros. Le agradecemos mucho.

Gracias por haberme invitado

Quisimos, queridos amigos, que el cardenal Bergoglio, nuestro querido padre compartiera hoy, porque también es un miembro de nuestro barrio, diríamos, tanta apuesta, tanta presencia que tuvo durante todos estos años con nosotros, nos parecía que es un hombre que tiene mucho que decirnos y un hombre de Dios que tiene mucha riqueza también para compartir con todo nuestro pueblo.

Querido cardenal, queríamos empezar nuestro programa de hoy consultándole, preguntándole mejor dicho y, yo le decía la otra vez, que me gustaba siempre al invitado preguntarle ¿qué recuerda de su infancia?, ¿qué recuerda de su infancia?, ¿qué momentos?, ¿qué situaciones?, ¿alguna anécdota? que le hayan sido decisivos para su vida. ¿Qué recuerda de su madre, de su padre, de su abuelo, de su abuela? ¿Cómo creció en la fe desde la infancia?
Ud siempre, en el seminario, nos solía hablar de que teníamos que rezar como cuando éramos chicos, ¿no? Y quizá eso también nos lleva a preguntarle hoy eso ¿no? Qué recuerda ud en esta altura de su vida de su infancia?
 
Pues muchas cosas recuerdo de mi infancia.

Quizás lo más interesante es que, al año, a los 13 meses de nacer yo, nació mi otro hermano. Somos cinco nosotros y mamá no daba abasto con los dos, entonces mi abuela, que vivía a la vuelta me llevaba a la mañana con ella y me traía a la tarde, osea que lo que más recuerdo es esa vida compartida entre casa de mamá y papá y la casa de los abuelos. Y la que me enseñó a rezar más fue mi abuela.
 
A ud el recuerdo de la fe le viene…

Si, sí sobre todo mi abuela me marcó mucho en lo de la fe, ¿no?
Y me contaba historias de santos y todas esas cosas.

¿Ud, nació en capital?

En el barrio de Flores.

En el barrio de Flores.

Sí. Osea que… me acordaba de eso. Después en casa también mamá me enseñaba pero como yo la primera parte de mi infancia desde que tuve un año en adelante lo pasé con mi abuela todo el día, volvía a la noche. Ah y los abuelos no hablaban castellano entre ellos, hablaban piemontés, así que yo empecé a hablar en el idioma de ellos.

Sus abuelos, claro, eran piemonteses de pura cepa digamos…

Entonces, recuerdo mucho eso, ¿no?

Y después la misma preparación para la primera comunión, la incidencia que tuvieron mis papás, mis abuelos en la capilla donde iba. Una capillita cerca de casa. La parroquia quedaba lejos, la capilla de la misericordia quedaba cerquita, así que ahí en Flores está.

Qué importante esto, ¿no?, yo a veces acá en el barrio.. uno ve que muchos chicos también, así como ud cuando dijo mis abuelos hablaban piemontés. Acá muchos abuelos de los chicos hablan guaraní y tienen esa experiencia de crecer también acompañados por la enseñanza, también mucho más profundo, la figura de los abuelos, que a veces en nuestra cultura por ahí se ha perdido eso un poco, ¿no?

Sí, los abuelos son la reserva, ¿no?

A mí en la vida espiritual, el enseñar a rezar, la abuela fue la ñembo’é, es decir, la que me introdujo en la oración y ella es todo, es como la reserva de la vida. Ellos saben la historia desde otro ángulo y se lo van transmitiendo a los chicos.

Claro, se da como una relación muy…donde se genera una esperanza muy grande en los chicos también, ¿no? con los abuelos.

Yo a veces veo cuando los traen acá a misa, los traen  la escuela de música osea el abuelo es una presencia muy fuerte, ¿no?

Que, que lindo escuchar por ahí de ud esta experiencia para compartirla con nuestra gente.

A veces piensa la gente que nosotros los curas y mucho más ud que es un obispo, un cardenal que uno aprendió a rezar, no se, con los libros…

Rezar como podíamos y hacer la señal de la cruz desde chiquitos pero con mamá, papá y la abuela.

Con cosas sencillas ¿no? también, porque no con cosas tan complicadas.

Y ¿qué piensa ud, qué les diría ud por ahí en este sentido a las familias de nuestro barrio, a la abuela que le está escuchando en este momento y que le va a escuchar, a los padres en este sentido, en esta vinculación de fe con los hijos, en este clima espiritual que se va transmitiendo desde chiquitos?, ¿no?

¿Qué perla le puede recomendar, o qué cosa le hizo bien a ud, o que cosa ve ud que le puede hacer bien?

Ser abuela es, en el hogar, el abuelo también, el abuelo y la abuela pero sobretodo la abuela es como la reserva, es una reserva. Es la reserva moral, la reserva religiosa, la reserva cultural. Es la que te transmite toda la historia. Por ahí, mamá y papá que trabajan, que esto y que aquello, tienen cosas que hacer. La abuela está más en la casa, el abuelo lo mismo, ¿no? Y después que te cuentan cosas de antes. Mi abuelo que hizo la guerra del 14, me contaba historias de la guerra del 14, historias vividas. Te van contando la vida como la vivieron. No la historia de los libros sino la historia de la vida, la de ellos, ¿no? y eso es lo que a mí se me ocurre decirle a los abuelos; cuéntenles la verdad…

Las cosas que vivieron.

Claro, las cosas de la vida.

Sin tapujos..

Tal cual, y que los chicos vean que la vida es así.

Estamos acá con ustedes, queridos amigos, estamos compartiendo este mediodía la voz de caacupé, el sonido que nos une. Nuestro invitado de hoy, el padre de nuestra iglesia de Buenos Aires, nuestro querido monseñor Bergoglio, vamos a un poquito de música acá con Javier, con los muchachos de la radio. Gracias.
 
 
 
 

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