En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le
dijeron: "Vete de aquí, porque Herodes quiere matarte".
Él les contestó: "Vayan a decirle a ese zorro que seguiré
expulsando demonios y haciendo curaciones hoy y mañana, y que
al tercer día terminaré mi obra. Sin embargo, hoy, mañana y pasado
mañana tengo que seguir mi camino, porque no conviene que un
profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas y apedreas a los profetas que
Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como
la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero tú no has querido!
Así pues, la casa de ustedes quedará abandonada. Yo les digo
que no me volverán a ver hasta el día en que digan: '¡Bendito el que
viene en el nombre del Señor!'.
Lucas 13, 31-35
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