Algunos padres no quieren bautizar a su bebé para dejarle que él o ella decida más tarde su religión. Otros padres prefieren hacerlo lo antes posible. ¿Qué es mejor?
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Existen muchos padres con la preocupación legítima de no condicionar a sus hijos, de no predisponerlos, de permitirles construirse en la libertad de su persona. A menudo se dice: “¡Ya decidirán más tarde!”.
El problema es que, hagan lo que hagan los padres, su decisión tiene una incidencia sobre el niño.
El niño se forma por imitación
Si los padres escogen el bautismo, en efecto existe un condicionamiento para la dimensión religiosa.
Pero, al no dárselo, influyen igualmente sobre ellos. Le dejan pensar que el bautismo es una realidad sin importancia, ya que no valía la pena dárselo en un principio.
Un hombre me dijo un día: “No bautizaré a mis hijos por respeto a su libertad. Me niego a imponérselo. En cambio, verán mi forma de vivir”.
Mi respuesta fue sencilla: “Presta atención: tu forma de vivir es precisamente el más fuerte de los condicionamientos”.
Y es que, efectivamente, el niño pequeño se forma por imitación. Es una cera virgen que registra las formas de actuar de su entorno.
Le enseñamos a hablar, a comer con cubiertos, le damos unas reglas para saber vivir. Al hacerlo, es inevitable condicionarles, conscientemente o no.
Sin embargo, el papel de los padres es transmitirle al niño lo que piensan que es mejor para él.
Y si consideran que el bautismo no es simplemente la ocasión de celebrar el nacimiento del bebé y de darle una madrina y un padrino generosos, sino que es ante todo un maravilloso injerto en Cristo para que se convierta, como Él, en hijo querido de Dios, si piensan que el bautismo es el surgimiento en él de una vida que va a eternizarse, no podrán privarle de ello…
La fe recibida luego es escogida
Dicho esto, hay que comprender la sabiduría de la Iglesia que pide que el niño ratifique algún día ese gesto que se le impuso. Es todo el sentido de la profesión de fe:
“Eso que tus padres te han dado creyendo obrar bien, ahora que tienes edad de comprender y de elegir, ¿quieres unirte plenamente a eso? Ahora te toca a ti ver si lo que te han transmitido merece ser conservado”.
Es una alegría ver en la actualidad a esos jóvenes que piden más tarde la Confirmación.
Es un día maravilloso donde les escuchamos asumir plena y libremente la fe recibida, convertida ya en propia, esa luz depositada por Dios en el fondo de su corazón el día de su bautismo.
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Por Denis Sonet