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El Papa Francisco nombró a san Ireneo nuevo Doctor de la Iglesia hace varios años, viendo en él un signo de unidad y fidelidad a la verdad.
San Ireneo vivió en el siglo II, fue obispo de Lyon y discípulo de san Policarpo, que a su vez fue discípulo de san Juan Evangelista.
Ser obispo en el siglo II no era fácil, ya que el Imperio Romano no veía con buenos ojos a los cristianos, y había muchas sectas cristianas que dictaban enseñanzas heterodoxas.
El Papa Benedicto XVI vio a san Ireneo como un firme defensor de la fe y vio valor en la enseñanza de los Padres de la Iglesia sobre la Tradición Apostólica.
Benedicto XVI expuso tres claves para comprender la Tradición Apostólica en una audiencia general de 2007.
1LA TRADICIÓN APOSTÓLICA ES PÚBLICA
"La Tradición Apostólica es 'pública', no privada ni secreta. Ireneo no dudaba de que el contenido de la fe transmitida por la Iglesia es la recibida de los Apóstoles y de Jesús, el Hijo de Dios. No hay otra enseñanza que esta.
Por tanto, para quien quiera conocer la verdadera doctrina, basta conocer "la Tradición transmitida por los Apóstoles y la fe proclamada a los hombres": una tradición y una fe que "han llegado hasta nosotros por la sucesión de los Obispos" (Adversus Haereses, 3, 3, 3-4). Por tanto, la sucesión de los Obispos, principio personal, y la Tradición Apostólica, principio doctrinal, coinciden".
2LA TRADICIÓN APOSTÓLICA ES UNA
"La Tradición Apostólica es 'una'. En efecto, mientras que el gnosticismo estaba dividido en múltiples sectas, la Tradición de la Iglesia es una en su contenido fundamental, que -como hemos visto- Ireneo llama precisamente regula fidei o veritatis: y así, porque es una, crea unidad a través de los pueblos, a través de las diferentes culturas, a través de los diferentes pueblos; es un contenido común como la verdad, a pesar de la diversidad de lenguas y culturas."
3LA TRADICIÓN APOSTÓLICA ESTÁ GUIADA POR EL ESPÍRITU SANTO
Por último, la Tradición apostólica, como dice en la lengua griega en la que escribió su libro, es "pneumática", es decir, espiritual, guiada por el Espíritu Santo: en griego, la palabra para "espíritu" es "pneuma".
En efecto, no se trata de una transmisión confiada a la habilidad de personas más o menos eruditas, sino al Espíritu de Dios que garantiza la fidelidad a la transmisión de la fe. Esta es la "vida" de la Iglesia, lo que la hace siempre joven y fresca, fecunda de múltiples carismas.


