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El embarazo es una etapa transformadora en la vida de una mujer, no solo por los cambios físicos evidentes, sino también por las transformaciones que ocurren en el cerebro, así com las emociones que conlleva. Desde el momento de la concepción hasta el parto, el cuerpo y la mente de la mujer experimentan una serie de ajustes que pueden ser tanto maravillosos como desafiantes.
Una de las grandes maravillas en el cuerpo de la mujer, especialmente cuando está esperando a un bebé, es la gran conexión que se genera desde el inicio, por lo que su cerebro juega un papel muy importante, formando equipo con todas las demás partes del cuerpo de la mujer.
Un cerebro extraordinario

Elseline Hoekzema, llevó a cabo una investigación que consistió en analizar los cerebros de mujeres antes del embarazo y después de haber dado a luz. Los resultados son asombrosos.
Luego de examinar la estructura cerebral de estas mujeres, se pudo observar que la diferencia era grande, pues el cambio en su cerebro afectaba especialmente al espesor de la materia gris en algunas zonas del cerebro y era visible hasta dos años después del nacimiento del niño. Lo cual está relacionado con la ya existente Teoría de la Mente.
Debido a que las madres tienen menos materia gris en su cerebro, adquieren la capacidad de ponerse en la piel de los demás, empezando por la de su hijo. De esta forma surge esa gran conexión entre madre e hijo, siendo capaz de reconocer las necesidades de su pequeño.

Plasticidad cerebral
Este mismo estudio demostró que estos cambios no solo ocurren en el cuerpo de la mujer, sino también en el reino animal, pues se encontró la misma plasticidad estructural en el cerebro de aquellas hembras que darían a luz a sus crías. Ya que, su cerebro también pasa por una serie de cambios muy similares a los de la mujer.
Es importante señalar que en los estudios que se llevaron a cabo, los investigadores constataron que, así como se encontró que el cerebro y otras partes del cuerpo se preparan para este nuevo estilo de vida, a su vez hay otros cambios que no son tan fáciles de adaptarse.
Provocando que algunas mujeres tengan como resultado trastornos de ansiedad o depresión postparto. Por lo que es necesario comprender dichos cambios y acompañar a las madres en su proceso.
¿Y qué pasa en el postparto…?

Al evaluar los cambios morfológicos del cerebro de las madres, los investigadores pudieron encontrar que “desde el momento 1 (2 a 4 semanas después del parto) hasta el momento 2 (3 a 4 meses después del parto) las madres mostraron aumentos en el volumen de Materia Gris (GM) en secciones del lóbulo parietal, la corteza prefrontal y el mesencéfalo”.
Lo que influye en la respuesta de la madre a su bebé, ya que “potencialmente refleja una sensibilidad dependiente de la región a los factores endocrinos versus experienciales relacionados con la reproducción, también existe cierta superposición en las áreas anatómicas involucradas”.
De ahí nace el desarrollo de un apego madre-hijo, vinculado también a los aspectos del cuidado hacia su pequeño y, por ende a sus necesidades.
Sin duda, todo esto es lo que pasa durante un embarazo, por lo que nos hace comprender: no solo cómo se prepara el cuerpo, sino también la mente y esas habilidades increíbles que solo una madre puede adquirir. No por nada ser madre es un don maravilloso que Dios concede a las mujeres.

