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El obispo, figura fundamental del Acontecimiento Guadalupano

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Mónica Muñoz - publicado el 25/02/25
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La santísima Virgen de Guadalupe quiso que Juan Diego fuera el mensajero, pero era fundamental que el obispo diera su autorización para hacer su casita sagrada

Son muchos los detalles que se siguen descubriendo del Acontecimiento Guadalupano, el cual ha sido estudiado por numerosos eruditos, incluyendo sacerdotes destacados, quienes coinciden en que la santísima Virgen María quiso manifestarse a Juan Diego para que llevara su petición al obispo, fray Juan de Zumárraga.

Para entender mejor esta relación, Aleteia entrevistó a Mons. Eduardo Chávez, doctor en Historia, canónigo de la Basílica de Guadalupe, postulador de la causa de canonización de san Juan Diego, director general del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos y especialista en el tema de la Virgen de Guadalupe.

La figura del Obispo

Mons. Eduardo Chávez comentó que la Virgen de Guadalupe es el ejemplo perfecto de la inculturación. Ella solamente tomó lo bueno para mostrarse, no solamente a los naturales de México, sino también a los españoles y a todo el mundo, porque la Virgen es universal.

En cuanto a la portentosa imagen, el padre Chávez mencionó que cuando la Virgen se apareció a Juan Diego para solicitar que se le construyera un templecito, pidió al santo que aceptara ir al palacio del Obispo de México para que le levantara en el llano su templo.

Sabemos por el relato del Nican Mopohua que fray Juan de Zumárraga - primer obispo de México - lo despidió y que Juan Diego fue a decir a la Virgen que enviara a otro, pero Ella insistió en que era preciso que fuera él.

Lo interesante de este relato, en palabras del padre Eduardo, es que la santísima Virgen no pasó por alto la figura del obispo, pues era él el único que podía autorizar que se construyera la ermita.

La señal solicitada por Zumárraga

Insigne Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe

Este es un dato muy importante, ya que es él el que pide a Juan Diego la señal para hacer la casita sagrada, que la Virgen le manda en la tilma en la que aparece su imagen sagrada.

"Es a él al que pertenecía la imagen, porque él la pidió, pero en un gesto de generosidad, la cedió al pueblo para que todos pudieran tenerla", comenta Mons. Chávez.

Además, el padre asevera que la aparición de la Virgen se da en un momento histórico crucial para los indígenas, el año Trece Caña, que para ellos significaba un cambio de época.

También los españoles estaban viviendo un tiempo difícil en el que los misioneros franciscanos estaban pensando seriamente en regresar a Castilla, por graves problemas con la Primera Audiencia dirigida por Nuño de Guzmán, que incluso había querido matar al obispo.

La aclamación del obispo de Dios

Por eso, continúa el padre Chávez diciendo que "es la aclamación del obispo por lo cual Dios interviene directamente a través de la Virgen de Guadalupe".

"La Virgen de Guadalupe no fue enviada, Dios mismo viene con Ella". Y quien logra esta intervención de Dios es nada menos que el obispo Fray Juan de Zumárraga.

"Juan Diego es el mensajero, es el ser humano maravilloso, humilde, sencillo, es el pueblo de Dios. Pero quien aclama, quien dice, quien ora por este pueblo, es precisamente Fray Juan de Zumárraga".

Para el padre, esta es la clave del evento guadalupano: se trata de una frase escrita por Juan de Zumárraga al final de una carta dirigida al rey, donde el obispo, cabeza de la Iglesia, aclama por la intervención de Dios:

...Si Dios no provee con remedio de su mano está la tierra en punto de perderse totalmente".

Para monseñor Chávez fue Dios quien responde a este llamado de aclamación de su Obispo y efectivamente, "Él es quien viene a través de santa María de Guadalupe".

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