El arzobispo Rino Fisichella, proprefecto del Dicasterio para la Evangelización, celebró, el domingo por la mañana, la Misa que el Papa Francisco debía presidir con los 4 mil diáconos de todo el mundo llegados a Roma, acompañados de sus familias para el Jubileo 2025. “Aunque en una cama de hospital, lo sentimos cerca, lo sentimos presente entre nosotros”, aseguró el arzobispo, instando a la asamblea a intensificar la oración “para que el Señor los asista en el momento de la prueba y de la enfermedad”.
Según un comunicado del departamento organizador del Jubileo, los participantes que llegaron a la Ciudad Eterna proceden de un centenar de países. Un grupo de unas 600 personas llegó desde Francia. Durante la solemne celebración, en la que pesó como una sombra la ausencia del Papa, fueron ordenados 23 diáconos.
El mensaje del Papa a los diáconos
En la homilía leída por Mons. Fisichella, el Papa Francisco se dirige a los 23 diáconos ordenados, advirtiéndoles:
"Con la ordenación no se sube, sino que se desciende, nos hacemos pequeños, nos abajamos y nos despojamos de nosotros mismos".
El jefe de la Iglesia católica medita en particular sobre una "dimensión fundamental" del ministerio del diácono: la gratuidad. Les invita a predicar el “perdón”, “tarea esencial del diácono” y “condición de toda convivencia humana”. Y advertir: “Un mundo donde solo hay odio hacia los adversarios es un mundo sin esperanza, sin futuro”.
Francisco también insta a estos hombres, a menudo casados y padres de familia, a desempeñar su servicio de manera “desinteresada” y “en la medida de lo posible con una sonrisa, sin quejarse ni buscar reconocimiento”. Les anima a ampliar sus familias con “los más necesitados”.
Imágenes del Jubileo de los diáconos:
