Cuando se habla de cuestiones provida, el aborto suele considerarse la ofensa más grave contra la dignidad de la persona humana.
No cabe duda de que el aborto es una cuestión muy seria, ya que se trata del asesinato de un niño no nacido antes de que respire por primera vez. Sin embargo, todas las formas de anticoncepción no están tan lejos del aborto, ya que parten de un punto de vista similar.
Frutos del mismo árbol
San Juan Pablo II escribió extensamente sobre el aborto y la anticoncepción en su encíclica Evangelium Vitae, explicando por qué son similares:
"A pesar de sus diferencias de naturaleza y gravedad moral, la anticoncepción y el aborto están a menudo estrechamente relacionados, como frutos de un mismo árbol. Es cierto que, en muchos casos, la anticoncepción e incluso el aborto se practican bajo la presión de las dificultades de la vida real, que, sin embargo, nunca pueden exonerar del esfuerzo por observar plenamente la ley de Dios".
A continuación escribe sobre el punto de vista subyacente que puede influir en una persona para que utilice métodos anticonceptivos o aborte:
"En muchos otros casos, estas prácticas están arraigadas en una mentalidad hedonista que no está dispuesta a aceptar la responsabilidad en materia de sexualidad, e implican un concepto egocéntrico de la libertad, que considera la procreación como un obstáculo para la realización personal. La vida que podría resultar de un encuentro sexual se convierte así en un enemigo que hay que evitar a toda costa, y el aborto se convierte en la única respuesta decisiva posible al fracaso de la anticoncepción".
Además, los métodos anticonceptivos químicos modernos pueden actuar como abortos:
"La estrecha relación que existe, mentalmente, entre la práctica de la anticoncepción y la del aborto es cada vez más evidente. Lo demuestra de forma alarmante el desarrollo de productos químicos, dispositivos intrauterinos y vacunas que, distribuidos con la misma facilidad que los anticonceptivos, actúan realmente como abortivos en las primeras fases del desarrollo de la vida del nuevo ser humano".
El aborto y la anticoncepción pueden funcionar de forma diferente, pero comparten el mismo deseo de evitar la responsabilidad del acto sexual.