30 mil homicidios cometidos en México en 2024, y siete de cada diez fueron causados por armas de fuego. Estas alarmantes cifras llevaron al gobierno a lanzar el 10 de enero un programa de desarme titulado Sí al desarme, sí a la paz. Lanzado frente a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en Ciudad de México, el programa implica en gran medida a la Iglesia.
Se invita a los ciudadanos a entregar anónimamente sus armas de fuego en las plazas de las iglesias a cambio de dinero en efectivo. A título informativo, la ONG México unido contra la delincuencia estima que en México hay más de 16 millones de armas de fuego en circulación en manos de civiles, es decir, 13 armas por cada 100 habitantes.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) dio su apoyo al programa en diciembre, comprometiéndose a colaborar con el gobierno federal. "La Iglesia está dispuesta a colaborar en la búsqueda de la paz, no solo con el retiro de las armas, sino trabajando en estrategias para restablecer la paz social", explicó el obispo Efraín Hernández, rector de la Basílica de Guadalupe. "Esto incluye fortalecer las instituciones locales y federales, recuperar los espacios públicos y sanar las heridas de las comunidades afectadas por la violencia".
La Iglesia en primera línea
La Iglesia también está pagando un alto precio por su compromiso. Un informe publicado en diciembre de 2024 enumera 59 asesinatos de sacerdotes en México desde 1990. En este país latinoamericano, donde reina la ley del más fuerte, los cárteles de la droga siguen sembrando el terror, y la Iglesia católica, en primera línea, no se ha librado.