Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
La historia de san Nicolás comienza en el siglo III D.C., en la ciudad de Patara, una pequeña ciudad marítima de Licia, en la Turquía meridional. Su familia era rica, y él destacó por su obediencia. Como quedó huérfano muy joven, con gran generosidad usó sus bienes para ayudar a los pobres, enfermos y necesitados.
Por ello, se entiende que después fuera relacionado con la tradición de obsequiar regalos a los pequeños en su nombre.
Obispo de Myra y bienhechor
Nombrado obispo de Myra, hizo obras de caridad extraordinarias. Una muy conocida es aquella en la que supo de tres doncellas pobres, cuyo padre no tenía dinero para sus dotes, como se estilaba en aquellos tiempos.
Para salvarlas de un trágico destino (que quizá las obligaría a terminar sus días en un prostíbulo) y que pudieran casarse, una noche arrojó por la ventana de la casa una bolsa con dinero, huyendo rápidamente para no ser descubierto. Con ese donativo, la mayor pudo contraer matrimonio.
Lo mismo ocurrió con la segunda. Pero la tercera ocasión, el padre salió justo en el momento para encontrar al bienhechor. Nicolás le rogó que no dijera nada.
Benefactor de niños y jóvenes
Otra historia narra que tres jóvenes, estudiantes de teología, iban camino de Atenas y se habían hospedado en una posada. Por la noche, el posadero los asaltó y mató, escondiendo sus cuerpos en una barrica.
Poco después, el obispo Nicolás, que también iba para Atenas, llegó al mismo lugar, y por la noche, supo la verdad en un sueño.
Haciendo oración profunda, logró el milagro de regresar a la vida a los jóvenes y la conversión del posadero maleante.
Por qué está en Bari
Pero surge la duda, ¿por qué, si fue obispo de Myra, es san Nicolás de Bari?, esto es porque al morir, su tumba pronto fue un concurrido lugar de peregrinación. Sus reliquias eran muy milagrosas, ya que emanaban un líquido conocido como "maná".
En el siglo XI, Licia fue ocupado por los turcos y los venecianos quisieron llevarse las reliquias de san Nicolás para protegerlas, pero se les adelantaron los bareses, así que los restos del santo se depositaron en Apulia en 1087.
Dos años después, fue terminada la cripta levantada por el pueblo de Bari -capital de Apulia-, en cuyo altar aún descansan las reliquias de san Nicolás.
Protector de la familia
Como hemos leído, san Nicolás protegió a las familias que sufrían por falta de recursos económicos, a los enfermos, pobres y necesitados, por eso, en el momento del apuro, bien podemos encomendarnos a su protección y solicitar su favor con la siguiente oración:
¡Oh bienaventurado San Nicolás de Bari! Al que acuden las familias, los pobres, los enfermos, los comerciantes, los empleados, los presos, los niños, las doncellas en peligro;
Yo, humildemente te pido me alcances la gracia que de ti espero, confiado en tu valiosísima protección, la que nunca niegas a tus devotos, para que favorecidos por tus bondades, cantemos una vez más las misericordias del Señor, y las maravillas de sus santos.
¡Providentísimo San Nicolás! No me abandones. Amén
Rezamos un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.