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La vida debe defenderse desde la concepción hasta el último respiro. Sin embargo, los movimientos actuales han generado un avance en las propuestas de despenalización del aborto que pueden hacer que los católicos pierdan la esperanza.
Aleteia entrevistó a Iñaki Lizárraga, abogado litigante y participante en asociaciones como Servus y Centro de Derechos Humanos Charles Malik, para recordar a todo creyente que siempre vale la pena (y la alegría) luchar por la vida.
¿Qué está pasando en México?
En la constitución de México no existe un derecho al aborto, sino que se reconoce a la vida en la concepción a través del artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que se aplica directamente como si fuera Constitución.
“Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”. (CADH, art. 4)
Sin embargo, por la presión de grupos proaborto se han modificado las leyes, estado por estado. Empezó en el año 2007, cuando el Procurador General de la República, Eduardo Medina Mora, presentó una impugnación ante la Suprema Corte en contra de la legalización del aborto, una acción de inconstitucionalidad que la Corte denegó, dejando firme la legalización del aborto en la Ciudad de México. Desde ahí, comenzó la negación al derecho a vida.
En el 2020, se presentaron tres acciones de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia, en donde el Pleno buscaba definir la existencia de un “derecho” a la “interrupción del embarazo” desde la Constitución. “Logran torcer tanto las palabras y los tratados que llega un punto en donde dicen que sí hay un derecho al aborto”, mencionó Iñaki Lizarraga.
Esto repercute en toda la política de cada estado, porque deben actuar conforme dicte el mayor poder, que es la Suprema Corte de Justicia. A consecuencia de esta decisión, varios estados han despenalizado el aborto.
Actualmente, 19 de los 32 estados que conforman el país lo han despenalizado, siendo Chiapas el último en permitir este cambió de ley en su Constitución el pasado martes 26 de noviembre. Y los Congresos locales de Zacatecas, Nayarit y Yucatán están en revisión de este cambio en su ley.
“Tenemos que interesarnos en este tema porque sí existe una forma de cambiarlo. Pero es a largo plazo y requiere que nos unamos muchas personas, participando en la vida pública para generar contrapeso con los políticos”.
La esperanza debe prevalecer
Iñaki mencionó puntos sencillos que podemos incorporar en nuestra acción cotidiana para generar el cambio que buscamos en la nación al hablar del tema del aborto.
1Ver perfiles políticos y sus propuestas
“Ser más agresivos en nuestro enfoque electoral”, realmente investigar quiénes son los candidatos que se están postulando, conocer sus propuestas y los procedimientos que buscan realizar para cumplirlas.
2Ayudar desde tu profesión
Saber, desde mi profesión, qué puedo hacer por la causa del derecho de la vida, porque hay distintas formas de dar ese granito de esperanza desde donde estoy. Si soy un maestro, puedo enseñar a mis alumnos; si soy médico, puedo objetar al derecho de conciencia, etc.
3Informarse
Es fundamental porque, para informar a los demás, nosotros tenemos que buscar datos que nos ayuden a refutar y dar peso a nuestro caso. Y la realidad, señala Iñaki, es que hay información de todo ámbito: social, científico, bioético y legal.
4Buscar una comunidad
Es bueno realizar todas estas actividades con otras personas. Entre más personas hay, más fuerza y unión. Hacer equipos también ayudará a dar un seguimiento en nuestro círculo de influencias.
5Tener iniciativa
Proponer cosas que ayuden a la causa provida. Desde buscar que nuestras ideas se vuelvan realidad, hasta brindar ayuda en centros de embarazo, realizando marchas, creando eventos para concientizar, entre otros.
Dentro de la Iglesia
Iñaki también señala que es necesario buscar esa unión entre los católicos para hacer una fuerza que resuene en otros. Estar informados y plantear acciones desde cada congregación y/o parroquia.
“Los católicos debemos empezar a ver la Constitución como nuestra. Aunque vamos a estar en desacuerdo con algunas cosas que son anticlericales, es una Constitución que nos ayuda a entender el derecho de la vida y decir 'es nuestro país, es de todos, no solo de los ministros de la Corte'”.
Además, el experto añade que hay que terminar con el monopolio de la constitución para apropiarnos del discurso a favor de la vida. Y para hacerlo, tenemos que apropiarnos de las enseñanzas de la fe y nuestra patria.
“No hay que perder la esperanza. Las cosas que hagamos ahora no son inútiles. Quizá no veamos el fruto en nuestras vidas, es posible que luchemos por esta causa y hasta [la generación de] nuestros hijos o nietos, le toque una cultura de la vida auténtica que permea en la realidad”.