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El altar de Notre Dame tendrá reliquias de estos 5 santos modernos

Des bronziers déplacent l'autel, destiné à la cathédrale Notre-Dame de Paris conçue par l'artiste et designer français Guillaume Bardet, à l'atelier Barthelemy Art de Crest, le 11 septembre 2024.

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Valdemar de Vaux - publicado el 29/11/24
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El 8 de diciembre, el arzobispo de París dedicará el altar de Notre Dame de París. Colocará en su interior un pequeño relicario con las reliquias de cinco santos

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Cuando Notre Dame de París reabra sus puertas los días 7 y 8 de diciembre, no sólo los sacerdotes, fieles y visitantes volverán a una catedral restaurada y magnífica. Cinco santos entrarán también en la nave inmaculada. O mejor dicho, ¡sus reliquias!

La Iglesia inserta una pequeña "tumba" dentro de cada altar permanente. En este contenedor sellado se encuentran los restos de personas que han vivido, no según los criterios mundanos, sino según el Evangelio: personas que entregaron su vida a Dios imitando a Cristo, cuyo sacrificio se actualiza en cada Eucaristía.

Por eso, las reliquias del altar recuerdan la fuente y la finalidad de toda vida cristiana y del sacramento de la caridad. También manifiestan la oración de la Iglesia triunfante en la comunión de los santos.

Se eligieron cinco santos para el nuevo altar de Notre Dame: cinco, como las llagas de Cristo, como las cinco cruces utilizadas para consagrar el altar y ofrecer incienso en la ceremonia de dedicación. Son cinco personalidades que han marcado la vida de la diócesis de París: tres mujeres y dos hombres que muestran cinco maneras de responder a la llamada del Padre, prueba de que toda vocación es infinitamente personal.

Santa Magdalena Sofía Barat

MADELEINE SOPHIE BARAT shutterstock

En primer lugar, Santa Magdalena Sofía Barat (1779-1865), educadora y fundadora de la Sociedad del Sagrado Corazón, que recibió sus constituciones de inspiración jesuita en 1815. Dedicada a las hijas de la aristocracia y la burguesía, la borgoñona quería "abrir y liberar las almas" a través de la educación, ya que ella misma había sufrido bajo el autoritarismo de su hermano mayor.

La congregación tenía su casa madre en París, en lo que hoy es el Museo Rodin. Desde 2009, su cuerpo reposa en la capilla del Sagrado Corazón de la iglesia de San Francisco Javier, frente al Liceo Duruy, que fue colegio de la Sociedad hasta 1904. Su cuerpo incorrupto se encuentra en un relicario con vidrieras que permiten su contemplación y veneración.

Santa María Eugenia Milleret

MARIE-EUGENIE-MILLERET

Otra educadora tendrá sus reliquias en la catedral de la diócesis de París: santa María Eugenia Milleret (1817-1898), canonizada en 2007. Mujer de buena familia de Lorena, conoció la separación de sus padres y la soledad, al mismo tiempo que las comodidades mundanas, antes de escuchar al P. Lacordaire en una conferencia de Cuaresma, en Notre Dame, en 1836.

Encontró a Dios al mismo tiempo que su vocación: la educación de las jóvenes, sobre todo de las que procedían de medios privilegiados, a menudo materialistas. Sierva de los pobres, se hizo amiga del P. Manuel d'Alzon. Ambos se animaron mutuamente a fundar las Hermanas de la Asunción para ella, y los Agustinos y las Oblatas de la Asunción para él.

Santa Catalina Labouré

CATALINA LABOURE

Santa Catalina Labouré (1806-1876), de origen humilde, empezó a cuidar de los demás a los 12 años. Tras la muerte de su madre y la entrada en religión de su hermana mayor, se convirtió en ama de llaves.

Al llegar a París como sirvienta, descubrió la miseria que reinaba allí. En 1830 se convirtió en Hija de la Caridad, a pesar de la preocupación de su padre.

Mientras estudiaba en la casa madre de la rue du Bac, tuvo su primera visión de la Madre de Dios el 18 de julio, seguida de otra el 27 de noviembre de 1830. La Virgen estaba rodeada de la frase "Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti". Pidió que se acuñara una medalla (Medalla Milagrosa) para que todos se atrevieran a pedir la intercesión de la Virgen.

Discreta y humilde, Santa Catalina murió después de 45 años al servicio de los pobres en el hospicio de Enghien, dejando un relato de sus visiones, que sólo había abierto a su director espiritual. Su cuerpo se encuentra en la capilla de la rue du Bac.

San Charles de Foucauld

Karol de Foucauld

Bajo el altar de Notre Dame también se encontrarán los restos de dos sacerdotes. Uno es bien conocido. san Charles de Foucauld (1858-1916), natural de Estrasburgo, se convirtió en la iglesia de san Agustín de París, durante una conversación con el padre Huvelin que se convirtió en confesión.

Abandonando su vida licenciosa y lujosa, y deseoso de vivir escondido como Jesús en Nazaret, se convirtió en el hermano universal de Tamanrasset, apóstol de Cristo en pleno Atlas. Fue canonizado en 2022 por el Papa Francisco.

Beato Vladimir Ghika

Vladimir Ghika (1873-1954) fue sacerdote de la diócesis de París, ordenado a los 50 años. Rumano y ortodoxo, se hizo católico a los 29 años y es conocido por su preocupación por la unidad de los cristianos, precursora del ecumenismo.

Autorizado a celebrar en los ritos latino y bizantino, fue amigo de los intelectuales Jacques Maritain y Paul Claudel, al tiempo que vivía en un barrio de chabolas de Villejuif. Como diplomático de la Santa Sede, regresó a Bucarest durante la Segunda Guerra Mundial. Allí fue detenido en 1952 por sus vínculos con el Vaticano. Torturado, murió dos años después y fue declarado Beato en 2013.

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