Quizá no nos suene familiar, pero cuando nos referimos a la conferencia episcopal de cada país estamos hablando de una estructura de la Iglesia católica que reúne a todos sus obispos.
Un poco de historia
Los doce apóstoles que siguieron a Jesús durante tres años fueron los primeros obispos que tuvo la Iglesia católica. Ellos recibieron el encargo del Señor de bautizar y predicar el Evangelio a todas las naciones (Mt 28, 19).
En el libro de los Hechos de los Apóstoles (cap. 15) encontramos el primer concilio, es decir, la primera reunión del colegio apostólico, donde se juntaron para tratar el asunto de la circuncisión de los conversos.
La Iglesia era naciente, y los obispos pocos.
Sin embargo, tras dos mil años de historia de la Iglesia, creció el número de cristianos y se multiplicaron las vocaciones; de la misma manera, aumentó la cantidad de obispos, sacerdotes y consagrados.
La necesidad de crear las conferencias episcopales
Así se explica que cada país tuviera la necesidad de dividir su territorio en diócesis, que es "una porción del pueblo de Dios, cuyo cuidado pastoral se encomienda al Obispo con la cooperación del presbiterio" (CIC 369).
Para mantener el orden y las enseñanzas de la Iglesia católica, los obispos se congregan en una conferencia episcopal.
El Derecho Canónico dice al respecto:
"La Conferencia Episcopal, institución de carácter permanente, es la asamblea de los Obispos de una nación o territorio determinado, que ejercen unidos algunas funciones pastorales respecto de los fieles de su territorio, para promover conforme a la norma del derecho el mayor bien que la Iglesia proporciona a los hombres, sobre todo mediante formas y modos de apostolado convenientemente acomodados a las peculiares circunstancias de tiempo y de lugar".
Cómo están organizados
Los asuntos de la Iglesia son muchos y variados, por eso, cada conferencia tiene sus estatutos propios -su reglamento- y eligen un presidente, vicepresidente, secretario y algunos vocales.
También eligen presidentes para las comisiones que trabajan en pastorales específicas, como la de Liturgia, Profética, Social, y otras que se han creado para atender mejor al pueblo de Dios.
Además tienen reuniones plenarias durante el año, donde discuten asuntos importantes que dan a conocer al pueblo a través de decretos y comunicados, firmados por todos los obispos, y que se aplican a todo el país.
Luego, "el presidente enviará a la Sede Apostólica una relación de las actas de la Conferencia así como de sus decretos" (CIC 456).
La voz de los obispos
Los obispos tienen bajo su responsabilidad el cuidado pastoral de una porción de la Iglesia y todos están dirigidos por el Papa, vicario de Cristo en la tierra.
De ahí emerge la importancia de las conferencias episcopales, porque gracias a ellas la Iglesia conserva intacta las cuatro características que la identifican: una, santa, católica y apostólica.
Y la voz de los obispos traducen a los fieles las enseñanzas de Cristo, recordando que Él estará con nosotros hasta el fin del mundo (Mt 28, 20).