Entre las muchas devociones que el Papa Francisco recomienda en su última encíclica, Dilexit nos, destaca una que tiene profundas raíces bíblicas. En particular, sugiere hacer una hora santa eucarística todos los jueves:
"Aunque nadie debería sentirse obligado a dedicar una hora a la adoración cada jueves, esta práctica debería recomendarse. Cuando la llevamos a cabo con devoción, en unión con muchos de nuestros hermanos y hermanas, y descubrimos en la Eucaristía el inmenso amor del corazón de Cristo, "adoramos, junto con la Iglesia, el signo y la manifestación del amor divino que llegó a amar, por medio del corazón del Verbo encarnado, al género humano".
¿Por qué los jueves?
Cada año, el Jueves Santo, la noche anterior al Viernes Santo, la Iglesia mantiene la tradición de trasladar el Santísimo Sacramento a un lugar especial donde los fieles pueden permanecer y adorar a Jesús.
Esta tradición de adorar a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento el Jueves Santo suele llamarse "Vigilia nocturna" o "Vigilia de Getsemaní" y recuerda cómo Jesús invitó a sus apóstoles a quedarse con él mientras rezaba.
Y les dijo: "Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quédense aquí velando" (Marcos 14, 34).
Llegó y los encontró durmiendo, y dijo a Pedro: "Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora?" (Marcos 14, 37)
El jueves es también un día de la semana en el que la Iglesia recuerda la Última Cena, cuando Jesús instituyó la Sagrada Eucaristía y celebró la primera Misa.
El jueves, pues, es un día apropiado para pasar una hora santa eucarística, adorando a Jesús y a su Sacratísimo Corazón.