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Los voluntarios del teléfono de prevención del suicidio de la Fundación Ayuda y Esperanza ofrecen a los que llaman una triple respuesta: aliviar su sufrimiento, hacer que se sientan menos solos y orientarles a un recurso que pueda ayudarles.
Lo detalla a Aleteia Sergi Garcia, el responsable de los servicios de prevención del suicidio de esa fundación que gestiona el Teléfono de la Esperanza, creado en España por el sacerdote y psicólogo Miguel Ángel Terribas, el año 1969.
1Aliviar el sufrimiento de la persona que llama
El suicidio es una conducta que emerge de un malestar y de un sufrimiento que la persona percibe como insostenible.
Encontrar a una persona que escucha sin juzgar, se interesa y reconoce el sufrimiento, contar con un espacio para expresar el malestar, ayuda a liberarse.
El voluntario que está al otro lado del teléfono se percibe como un igual, no es un agente sanitario, y no verle la cara anima a hablar con más libertad.
2Hacer que se sienta menos sola
El estado de alto sufrimiento psicológico suele ir acompañado de un sentimiento de soledad, con una desvinculación con las personas del entorno.
En esa situación, la persona que llama al teléfono de prevención al suicidio encuentra un apoyo emocional sin límite de tiempo. Y al ir expresando la problemática que está viviendo, se siente menos sola. A lo largo de la conversación se va generando un vínculo positivo y está más receptiva a las orientaciones.
3Orientarla hacia un recurso que ayude
De una manera personalizada, en función de la causa del sufrimiento, la edad y contexto de la persona que llama, el voluntario la dirige al recurso que más le pueda ayudar.
Normalmente se orienta a un centro de salud, a un recurso de salud mental o a un servicio social, como por ejemplo un grupo de apoyo al duelo.
Situaciones límite
En las situaciones de mayor riesgo de suicidio, el voluntario intenta, a través del diálogo y la persuasión, que la persona aplace su decisión y acepte pedir ayuda, explica Garcia.
"La persona que tiene esa conducta no desea morir sino dejar de sufrir", asegura. Y añade que el teléfono de prevención al suicidio ofrece también la esperanza de que es posible salir de esa situación que genera sufrimiento y soledad.
Además, anima a trabar a más largo plazo en las causas del problema, con atención psicológica continuada, fármacos…
Habitualmente, este servicio telefónico funciona como un radar que detecta casos de riesgo de suicidio no vinculados todavía a los servicios de salud, y sirve como puerta de entrada a los recursos comunitarios, explica Garcia.
"Más allá de hacer una intervención en situaciones de crisis para alertar a los servicios de emergencia, hacemos prevención", añade.
Recursos valiosos
La línea de prevención al suicidio de la Fundación Ayuda y Esperanza (900 92 55 55) ha recibido más de 19 mil llamadas desde su puesta en marcha el año 2020.
De ellas, unas 300 eran de suicidio en curso o de riesgo inminente, y se pudieron reconducir de diferentes modos.
También incluye un servicio de mensajes instantáneos de whatsapp llamado "Obro fil" (Abro hilo) a través del que establece chats con personas, sobre todo jóvenes.
Para esta atención telefónica específica contra el suicidio y para la más general del Teléfono de la esperanza, cuenta con más de 400 voluntarios.