"Es esencial que los esposos se abran al don de la vida, de los hijos, que son el fruto más hermoso del amor", dijo el Papa Francisco durante el Ángelus del 6 de octubre de 2024. Reconociendo que la vida familiar a veces puede ser difícil, animó a los padres a pedirse siempre perdón.
Desde la ventana del Palacio Apostólico, el pontífice recordó que en tiempos de Jesús, "el estatus de la mujer en el matrimonio era muy desventajoso respecto al del hombre". A las interpretaciones "legalistas" de las Escrituras que justificaban entonces el repudio de la mujer, Cristo respondió recordando que el hombre y la mujer son "iguales en dignidad y complementarios en la diversidad, para ser ayuda y compañía el uno del otro, pero al mismo tiempo estímulo y desafío para crecer".
En esta perspectiva, los esposos cristianos están llamados a vivir "sin medias tintas", insistió el Papa Francisco, afirmando que el matrimonio es una "nueva vida destinada a durar no 'mientras me convenga', sino para siempre", formando "un único púlpito". No obstante, reconoció que tal desafío "no es fácil", porque un matrimonio implica fidelidad, respeto, sinceridad y sencillez.
Un matrimonio requiere también estar "abiertos a la confrontación, a veces a la discusión", subrayó el Pontífice. Sin embargo, instó a los cónyuges a perdonar y reconciliarse: "Discutid todo lo que queráis, pero haced siempre las paces antes de iros a dormir".
"¡Tened hijos!"
El Papa subrayó también la importancia de que los cónyuges estén "abiertos al don de la vida, de los hijos, que son el fruto más hermoso del amor, la mayor bendición de Dios, fuente de alegría y esperanza para cada hogar y para toda la sociedad". Dos veces exclamó "haced hijos". Y, rompiendo con su texto, expresó su alegría por haber conocido el día anterior a la familia de un miembro de la Gendarmería vaticana, que tenía ocho hijos.