Una embarazada de gemelos se dirige agobiada al número 34 de la calle Dalmases de Barcelona. Tiene una cita para abortar en uno de los centros abortistas de la ciudad.
Al llegar, se detiene al ver a un grupo de personas rezando. Tal vez se está precipitando. Tal vez sus dos hijos podrían nacer y darle la mayor satisfacción de su vida…
Se acerca a los orantes. Decide que va a continuar con su embarazo, recibe ayuda y se forja una feliz relación que dura ya dos años. Lo llaman “rescate”.
Si pasas un día de estos por el número 34 de la calle Dalmases de esta ciudad española, te encontrarás rezando en la calle a algunas de las 770 personas que se están turnando para orar allí entre el 25 de septiembre y el 3 de noviembre de 2024.
También se hace en otros dos lugares de Barcelona: el Centro Médico Aragón y la clínica EMECE. Y en más de mil ciudades de 64 países.
La iniciativa forma parte de una campaña mundial de oración llamada “40 días por la vida, el principio del fin del aborto”.
Fuerza enorme
“Con la fuerza de la oración se salvan muchos niños, y también se ayuda a las almas de las madres y de los que intervienen en la realización de abortos”, explica a Aleteia una de las coordinadoras de la campaña en Barcelona, Isabel de Puig.
“Además, damos testimonio público de la fe y de que en esos lugares se están cometiendo crímenes terribles”, añade.
La oficina central de 40 días por la vida, en Texas (Estados Unidos), registra los resultados de la campaña en todo el mundo desde su inicio en 2007.
Casi 25 mil vidas humanas salvadas, 155 centros de aborto cerrados, 263 personas que dejaron su trabajo en centros de aborto, 12 mil 358 campañas locales y un millón de voluntarios: es una impactante manera de defender a los que aún no han nacido.
En el mundo, se provocan unos 73 millones de abortos anuales, según la Organización Mundial de la Salud. Solo en España, el Gobierno registró 103 mil 097 en el año 2023, según datos publicados este fin de semana
Una invitación
De Puig invita a las personas creyentes a participar en la campaña. “Necesitamos un refuerzo de voluntarios que se comprometan a rezar allí una hora a la semana”, explica.
“A veces nos rompe el alma ver el estado en el que salen las madres, pero es muy importante la presencia en la calle, ¡cuántas se dan la vuelta y no llegan a entrar”, dice De Puig.
Y destaca que algunos de los que están rezando han abortado y ahora participan para que no les pase lo mismo a otras personas.
Están convencidos de que si ellos hubieran visto personas rezando en aquel momento, habrían escogido la vida.
La organización deriva a quien lo necesita a entidades que ayudan a las madres, como Provida, Proyecto Raquel, Maternity, Hogar de María, Casa Guadalupe...