La santidad se consigue a diario. Aunque Jesús retaba a los pecadores a arrepentirse de sus pecados, también reprendía a los que se creían perfectos.
"Jesús les dijo: 'Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios. En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él'" .
Peligro espiritual
San Francisco de Sales escribe sobre este peligro espiritual en su Introducción a la vida devota:
"Hay un peligro extremo que rodea a las almas que, por la tentación opuesta, están dispuestas a imaginarse purificadas de toda imperfección en el mismo comienzo de su purgación; que se consideran crecidas casi antes de nacer, y pretenden volar antes de tener alas".
Explica que no debemos abandonar al Médico Divino pensando que estamos completamente curados:
"Ten por seguro, hija, que estos corren gran peligro de recaer por haber dejado a su médico demasiado pronto. "Levantarse temprano y descansar tarde no es más que trabajo perdido, a menos que el Señor prospere todo lo que hacemos".
No somos más santos que otros
También es peligroso pensar que somos más santos que los demás.
En el momento en que empezamos a pensar así, nos ponemos en el lugar de Dios.
No conocemos el corazón de la persona que tenemos al lado. Podrían ser mucho más santos que nosotros, aunque no cumplan nuestras normas.
Hagamos lo que hagamos, necesitamos aferrarnos al Médico Divino y avanzar siempre en la vida espiritual, sin pensar nunca que hemos "llegado" a esta vida.