Para visitar Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur, el Papa Francisco, de 87 años, realizó un auténtico viaje, con un vuelo de 44 horas.
Cuando vuela, el Papa Francisco siempre se sienta en la primera fila a la izquierda del avión, justo detrás de la cabina. Los demás pasajeros respetan una cierta jerarquía: cuanto más cerca estás del Papa, más importante eres. En la parte trasera del avión están siempre los periodistas, separados de la zona papal por cortinas corridas.
Para los medios de comunicación, el asiento del Papa Francisco se convierte en una especie de línea de visión que se puede observar asomando la cabeza por el pasillo para ver asomar un trozo de su camail blanco, y a veces incluso su zucchetto a juego.
Sin embargo, desde los asientos traseros, se sabe muy poco de lo que ocurre en las primeras filas, o incluso de cómo es este compartimento, si no es a través de ciertos testimonios o fotos de privilegiados.
Durante este recorrido, una periodista de Indonesia, que celebraba su cumpleaños el día del vuelo a Singapur, fue acompañada a la parte delantera del avión por el director de la sala de prensa de la Santa Sede. Muy emocionada, no se fijó en todos los detalles, pero sí observó que el Pontífice tenía más espacio para las piernas y que se había instalado un icono de la Virgen argentina de Luján, ante el que se habían depositado flores.
Pero, ¿significa esto que el Papa vuela en primera clase? El confort del Papa varía según la compañía aérea con la que viaje. En su viaje de Roma a Yakarta, el Papa voló en un A330 de ITA Airways que, según una foto publicada por un pasajero cercano al Papa, el jesuita Antonio Spadaro, tenía un verdadero asiento de primera clase y una gran pantalla.
Sin embargo, la comodidad puede variar de una aerolínea a otra. Una azafata de Garuda Indonesia nos dijo que el Papa estaba "muy cómodo" en su vuelo de Yakarta a Port Moresby. En cambio, las condiciones eran más rústicas a bordo del C-130 de la Fuerza Aérea australiana que se encargó del delicado vuelo de regreso entre Port Moresby y Vanimo, en Papúa Nueva Guinea.
En los vuelos operados por Air Niugini y Aero Dili, las compañías aéreas de Papúa Nueva Guinea y Timor Oriental, los aviones eran más modestos y el Papa tenía un asiento mucho más "estándar". Los periodistas incluso hicieron muchas preguntas sobre cómo se sentía el Papa tras un aterrizaje bastante accidentado en Dili, sin obtener respuestas, por supuesto.
Una periodista muy experimentada que trabaja para La Tribune, que ha viajado con papas durante más de 30 años, nos dijo que el Papa Francisco ha tendido a conformarse con una "pequeña clase business" en lugar de un asiento de avión de primera clase. Juan Pablo II, según ella, "volaba cómodamente pero sin excesos", dejando libre un asiento a su lado.
Por último, Benedicto XVI, "a quien no le gustaba nada viajar", habría viajado en condiciones especialmente cómodas, aunque ello no le permitió superar los graves problemas de sueño que le acarreaban esos desplazamientos.