El domingo 28 de julio, Venezuela vivió unas históricas elecciones. Después de 25 años de gobiernos chavistas en Venezuela, y con una oposición fortalecida, el Consejo Nacional Electoral -controlado por el chavismo- declaró a Nicolás Maduro Presidente electo con el 51 % de los votos. Edmundo González Urrutia, candidato de oposición recibió el 42 % restante.
Mientras Maduro celebró su triunfo, María Corina Machado, cabeza de la oposición, lo calificó de “ultraje”, denunció irregularidades y aseguró tener las pruebas de la victoria.
Gobiernos de numerosos países y de organismos internacionales se han pronunciado para condenar la falta de transparencia y para exigir un nuevo conteo verificado que dé certeza a la democracia en el país. Entre estos se encuentra Antonio Guterres, secretario general de la ONU; el Centro Carter, la Unión Europea, representantes gubernamentales de Perú, Estados Unidos, Francia, Brasil, Colombia (frontera con Venezuela), Argentina, Panamá, Uruguay y Chile, entre otros. Por su parte, China e Irán calificaron de “exitosa” la elección en Venezuela y Rusia y Cuba enviaron sus felicitaciones.
Al momento ya son siete los países que han recibido la orden de expulsión de sus representantes.
Protestas en Venezuela
Los resultados de los comicios llevaron a la población a las calles, en donde policías y colectivos chavistas intentaron contener las protestas con equipos antimotines, tanquetes y barreras.
Al momento de la redacción de esta nota, El País contabiliza dos muertos y 46 detenidos. Además, se reportan 45 estudiantes desaparecidos, pertenecientes a la universidad en donde se forman los policías del país. Maduro prometió cárcel a todos los involucrados en los disturbios.
La voz de la Iglesia
Ante la participación masiva de ciudadanos en la elección, la Conferencia Episcopal Venezolana declaró seguir con atención el desarrollo de todo lo acontecido en el marco de estos comicios y se reiteró cercana y dispuesta al acompañamiento pastoral “en estos momentos de inquietud”.
Asimismo, pidió firmeza en la esperanza y recordó: “Nuestros pensamientos y justos reclamos debemos realizarlos con las actitudes pacíficas, de respeto y tolerancia, que han reinado hasta ahora”.
Los obispos se unieron a la exigencia de la verificación de las actas de escrutinio, con la participación de todos los actores políticos implicados.