Los planes de Dios son más grandes de lo que podemos pensar. Eso lo pueden comprobar el padre Gustavo y Sor Cordero de Dios que, cuando eran adolescentes, nunca se imaginaron que un día lo dejarían todo para dedicar su vida a Dios: él como sacerdote del Regnum Christi y ella como monja Adoratriz Perpetua.
Ambos narran -en un video de promoción vocacional- que cualquiera que los vea hoy podría pensar que se conocieron en la Iglesia o en alguna actividad pastoral; sin embargo, se conocieron en fiestas, por amigos en común, cuando eran jóvenes.
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Descubrir a Jesús por medio del amor humano
El padre Gustavo Godínez odiaba a la Iglesia y, sin embargo, fue el primero en recibir el llamado vocacional. En una ocasión asistió a unas misiones -obligado por sus papás- y la experiencia y trato con las personas despertó en él una inquietud por conocer más de Jesús.
El padre confiesa que leía la Biblia a escondidas porque no quería que nadie supiera que estaba leyendo sobre Dios. Incluso menciona que, regresando del antro, por las noches, continuaba leyendo el Evangelio.
Después de un tiempo decidió dedicar un año completo a ser misionero y ahí tuvo un noviazgo, experiencia clave en su proceso de discernimiento:
“Cuando terminé con ella Jesús me dijo ‘necesitabas aprender a amar a una persona que puedes ver, tocar y sentir para que me amaras el resto de tu vida a mí, a quien nunca vas a ver, tocar ni sentir. Fue un camino muy bonito de descubrir a Jesús por medio del amor humano para después poder entregarme a Él de una manera distinta”.
Al dar la noticia de que se iba de sacerdote, esos amigos que ambos tenían en común no lo podían creer, incluida Sor Cordero de Dios. “Le lavaron la cabeza”, pensaban.
Un llamado de Jesús al corazón
Para Sor Cordero de Dios, la experiencia de conversión comenzó gracias a un retiro que tomó por instrucción de su madre. Fue con los monjes cistercienses. “De momento me causó mucho impacto porque es una vida muy fuerte pero cuando regresé a mi vida normal yo ya no podía dejar de pensar en esta vida de soledad, de silencio. Nuestro Señor me había llamado en el corazón”.
Antes de decidirse a entrar a la clausura con las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento, la hermana se volvió muy asidua en la oración.
La actualidad
Más de 15 años después de haber dejado las fiestas, las amistades y la vida que conocían hasta entonces, ambos se reencontraron gracias a una experiencia de discernimiento vocacional en la que están trabajando.
Sor Cordero actualmente tiene siete años en la vida religiosa con las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento y su vida ha cambiado por completo. “Las cosas ya no tienen el mismo valor. Desde aquí uno las ve con los ojos de la verdad”.
Estoy muy feliz de estar con nuestro Señor, en su presencia, de vivir con Él, de saber que vivo en su casa; que no voy de visita sino que vivo con Él”.
Servir a Dios y morir a sí misma poco a poco para el Señor es su paz y su alegría.
El padre Gustavo fue ordenado hace dos meses y se dedica, apasionadamente, a brindar acompañamiento espiritual a los jóvenes. “Como sacerdote te toca estar en los momentos más importantes de la gente; en los momentos de más dolor, pero también de más alegría y ese es uno de los regalos más grandes para mí, poder compartir”.
Consejos para discernir la vocación
Al haber coincidido en el marco del verano vocacional -donde mujeres jóvenes acuden a vivir una experiencia de discernimiento con las Adoratrices Perpetuas- compartieron algunos consejos para que los jóvenes encuentren su vocación:
- Sentir un gran deseo se servir y entregarte, sobre todo a los más necesitados
- Reconocerte como un pecador misericordiado. “Experimentar la misericordia de Papá Dios que te abraza y de la cual puede surgir el amor para los demás”.
- Mantenerse en oración y en comunión
- Llevar un acompañamiento espiritual
- Asistir a un retiro vocacional. “Conocer gente que está en el mismo proceso que tú y gente que ya lo vivió y te puede aconsejar”.
Si te gustaría comenzar un proceso de discernimiento vocacional puedes visitar la página de las adoratrices, quienes pronto tendrán un retiro.