Kim Sterner, madre de seis hijos, se enfrentó hace unos años a un diagnóstico estremecedor: una forma extremadamente rara de cáncer apendicular. Sus tres hijas eran aún pequeñas cuando los médicos confirmaron esta rara enfermedad que solo afecta a 1 ó 2 personas por millón de habitantes. Kara tenía diez años y las gemelas Elizabeth y Alicia nueve. Hoy son enfermeras.
Su padre se dio cuenta enseguida de lo rara y peligrosa que era la enfermedad. Se puso al lado de sus hijas, que se comprometieron a hacer todo lo que estuviera en su mano para aliviar la difícil etapa vital de su madre.
Una de las enfermeras ayudó a la familia con consejos prácticos: "Vuestra madre estará pronto en casa. ¿Qué tal si hacemos una lista de quién se encargará de qué tareas de la casa?". Así que las hijas se reunieron, se repartieron las tareas domésticas y se hicieron cargo del cuidado de su madre, lo que tuvo un profundo impacto en sus vidas posteriores.
Juntas en las buenas y en las malas
Las hermanas se han adaptado rápidamente a sus nuevas responsabilidades. "A la gente, sobre todo a los niños, no le gusta limpiar vómitos y cosas así. Pero nosotras dijimos: 'Mamá, lo limpiaremos todo. Lo lavaremos todo. Lavaremos todos los platos'", dice Kara.
Cuidar de su madre se ha convertido en parte de su rutina diaria. "Le cambiamos la infusión. En los días difíciles, la entreteníamos con música y bailes".
Inspiración para el futuro
Estas experiencias les han dado el deseo de convertirse en enfermeras. Al cuidar de su madre, reconocieron la importancia de la enfermería y su repercusión en la calidad de vida de los pacientes. Decidieron dedicar su vida a la asistencia sanitaria.
Ahora, las tres hermanas van camino a convertirse en enfermeras del Hospital Universitario Royal Oak de Michigan. Alicia ya se ha graduado, Elizabeth lo hará en verano y Kara dentro de dos años.
"Amo a mis niñas, todas serán grandes enfermeras", escribió orgulloso su padre en las redes sociales.
Recuerdos imborrables
Mientras cuidaban a su madre, las hermanas conocieron a muchas enfermeras que las ayudaron. Una de ellas las sorprendió con pulseras de su viaje a la India. "Cuidó de nuestra madre durante mucho tiempo. Llegó a conocer muy bien a toda la familia. Siempre estará en mi memoria", dijo Alice a People.
Mamá murió el 11 de septiembre de 2010, pero las chicas sabían que habían hecho todo lo posible para que sus últimos días fueran más fáciles.
"Mamá nos mira desde el cielo. Sé que está orgullosa porque sabe que aprovechamos la experiencia que adquirimos cuando aún estábamos con ella y la utilizamos para mejorar la vida de otras personas", añade Elizabeth.
Han recorrido un camino largo y difícil. Su historia es la prueba de que el amor y la dedicación pueden conducir a logros extraordinarios incluso en los momentos más difíciles.