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Un antiguo himno eucarístico que apareció en el cine

EUCHARIST
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Mónica Muñoz - publicado el 24/04/24
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Escrito por un sacerdote jesuita para un Congreso Eucarístico, este himno es tan bello que, desde 1924, ha sido interpretado incontables veces; una de ellas, en el cine mexicano

El cine de principios del siglo pasado se apegaba perfectamente a la cultura de la gente, incluyendo valores y religión. Además procuraban no escandalizar al público con escenas desagradables, por respeto a la audiencia.

Por eso, para quien gusta de ver películas antiguas, no es sorprendente encontrar referencias o tramas de corte católico.

Un hermoso himno eucarístico

Este es el caso de la película El seminarista de 1949, protagonizada por el ídolo del cine nacional mexicano, Pedro Infante, quien recientemente cumplió 67 años muerto. Y a pesar de esto, sigue teniendo una gran cantidad de seguidores, incluso entre la gente joven.

La citada película presenta un joven que estudia en el seminario y que regresa a su casa por vacaciones. En esos días le piden dar clases de canto en una escuela exclusiva para señoritas, a las que les ensaya un precioso himno eucarístico, entonado con su privilegiada voz y la de las jóvenes del supuesto colegio.

Hino eucarístico nacional de 1924

Hecho para un Congreso Eucarístico

De acuerdo con el Pbro. Andrés Sora Huerta, animador de las Dimensión Diocesana de Música Sacra de Celaya, se trata del himno del Congreso Eucarístico Nacional de 1924, titulado "Cantad, cantad". La letra es del Pbro. Francisco Zambrano S.J. y la música de Salvador Orozco C.

La bella letra es la siguiente:

Cantad, cantad; la Patria se arrodilla al pasar Jesucristo Redentor; un nuevo Sol para nosotros brilla, Sol del amor, del amor.

¡Hostia! ¡Sol del amor tu luz inflama el corazón de México leal; el corazón del pueblo que te ama, el corazón del pueblo que te aclama en tu paso, en tu paso triunfal.

1. Triunfe tu amor, ¡oh Sol Sacramentado!, del corazón de un pueblo siempre fiel; disipa ya las nieblas del pecado ven a reinar, ven a reinar en él.

2. Orne tu luz con resplandor divino de nuestros padres la radiante fe; vuelva a buscar la Patria su destino de tu sagrario, de tu sagrario al pie.

3. ¡Hostia de paz! La Patria atribulada sólo de ti remedio espera ya; un rayo de tu luz, una mirada, una mirada, Señor, ¡y vivirá!

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