Todos los católicos están llamados a evangelizar y anunciar a Jesucristo, a "transformar este valle de lágrimas en un jardín de Dios", en palabras del cardenal Juan José Omella hoy en su último discurso como presidente de la Conferencia Episcopal Española. Pero ¿cuál es la manera específica en que los laicos evangelizan, distinta a la de los sacerdotes o los monjes?
Pues están llamados a hacerlo "tratando las realidades temporales y ordenándolas según Dios", responde la exhortación apostólica Christi Fideles Laici que san Juan Pablo II publicó en 1988.
Testimonios en el mundo
Los laicos tratan de "buscar el Reino de Dios" en el mundo -es decir, ahí donde viven su día a día- siendo sal, luz y levadura en la vida familiar y social, en sus relaciones cotidianas.
Según el documento del Magisterio sobre la vocación y la misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo, lo hacen "principalmente con el testimonio de su vida y con el fulgor de su fe, esperanza y caridad".
Los laicos son cada vez más activos en la Iglesia: el Papa Francisco lo considera una necesidad. Y para acertar en su misión, les pide salir al encuentro del otro y formarse.
"Esta formación nace de la escucha del Kerygma, se alimenta con la Palabra de Dios y los sacramentos, nos ayuda a crecer en el discernimiento, personal y comunitario, nos involucra inmediatamente en el apostolado y en diversas formas de testimonio, a veces sencillos, que nos llevan a acercarnos a los demás", dijo en un congreso en 2023.
"¡El apostolado de los laicos es sobre todo testimonio! -exclamó Francisco- Testimonio de la propia experiencia, de la propia historia, testimonio de la oración, testimonio del servicio a quienes pasan necesidad, testimonio de la cercanía a los pobres, cercanía a las personas solas, testimonio de la acogida, sobre todo por parte de las familias".
Oración
Para lograr vivir plenamente esta vocación laical, san Juan Pablo II le hizo una petición a la Virgen del Magnificat, que cualquiera puede convertir en oración propia:
Enséñanos a tratar las realidades del mundo
con un vivo sentido de responsabilidad cristiana
y en la gozosa esperanza
de la venida del Reino de Dios,
de los nuevos cielos y de la nueva tierra.
Santos laicos
Son innumerables los santos laicos que a lo largo de los siglos han contribuido a la "santificación del mundo", en palabras de la Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium.
Una larga lista que empieza con la Virgen María y san José y llega hasta nuestros días pasando por personas de todas las edades, profesiones, estados y condición que han encaminado el mundo hacia Dios.
Isidro Labrador, la reina Isabel de Portugal, Mónica la madre de san Agustín, el vidente Juan Diego, el jurista Tomás Moro, el médico Giuseppe Moscati, la joven María Goretti, la sufrida Rosa de Lima… imposible nombrar a todos los laicos canonizados.
Son seres humanos, escribió Pablo VI en su decreto sobre el apostolado de los laicos, que "escondidos con Cristo en Dios, durante la peregrinación de esta vida, y libres de la servidumbre de las riquezas, mientras se dirigen a los bienes imperecederos, se entregan gustosamente y por entero a la expansión del reino de Dios y a informar y perfeccionar el orden de las cosas temporales con el espíritu cristiano".