¿Dos historias navideñas protagonizadas por Kurt Russell en el papel de Santa Claus? ¿Qué fan del actor podría resistirse? Pese a que no sea uno de esos intérpretes al que cada año le caen premios y nominaciones, Russell es uno de los actores más versátiles de Hollywood, dotado, tanto para la acción, como para la tragedia y la comedia (sin olvidar sus incursiones en el western, el terror o la ciencia ficción). En 2018 y en 2020 hizo dos veces de este personaje en un filme y su secuela, que rescatamos por su condición de programa doble interesante para estas fechas.
Crónicas de Navidad
Su Santa Claus es un hombre poderoso y obsesionado con mantener alto el espíritu de la Navidad, que alcanzará el mínimo en su marcador navideño si no reparte juguetes a tiempo y crea la ilusión en los niños. También le obsesiona distanciarse de esa imagen que de él han creado la publicidad y el marketing (obeso, siempre diciendo "Ho-Ho-Ho", etcétera). El Papá Noel de Kurt Russell no es gruñón ni gordo, sino entusiasta, alto, alegre y fornido. Uno de los momentos memorables es cuando canta un villancico junto a una banda improvisada: con el entusiasmo preciso para recordarnos un poco a Granujas a todo ritmo. Atención, en dicha escena, al cameo del músico Steven Van Zandt, a quien recordamos por su personaje de Los Soprano.
Que Russell es el alma de la película lo demuestran los 15 primeros minutos (cuando él aún no ha aparecido) que carecen de emoción, pero sirven para presentarnos a dos hermanos, una niña y un adolescente, que atraviesan el amargo trago de la muerte de su padre, lo que incide en que el segundo haya perdido la fe en la Navidad.
En Nochebuena su madre debe trabajar y los muchachos se quedan solos y despiertos, hasta el punto de pillar in fraganti al mismísimo Santa mientras trata de meterse en su casa a depositar los regalos. Esto provoca una serie de incidentes, cuyo resultado es desastroso: el trineo se avería, los renos se dispersan por la ciudad y el hombre antaño llamado san Nicolás de Bari se queda a cargo de los hermanos hasta que puedan arreglar el estropicio.
Que a Claus lo vean en la calle sin vehículo suscita equívocos en un tiempo dominado por la falta de creencias e ilusiones: ya sean policías, camareros o comensales de un restaurante, todos creen que es un tipo al que le falta un tornillo, pese a que él conoce sus nombres y recuerda los regalos que les llevó cuando eran niños. En una ocasión dice: "La gente necesita la Navidad para recordar que puede ser buena".
Detrás de Crónicas de Navidad, película de Netflix, está Chris Columbus, quien se encarga de la producción: fue uno de los responsables, ya sea como guionista, director o productor, de Solo en casa 1 & 2, Gremlins, Aventuras en la gran ciudad, las dos primeras partes de Harry Potter, Los Goonies, Nueve meses, Señora Doubtfire o El secreto de la pirámide, es decir, alguien centrado en la familia, la aventura, la magia y la diversión, aunque caiga en lo lacrimógeno cuando apuesta por el drama (pensemos en Quédate a mi lado). Sin embargo, como director de estas crónicas figura Clay Kaytis, artífice de Angry Birds y Una nueva historia de Navidad (de la que hablaremos otro día.
Crónicas de Navidad 2
Y es Columbus quien dirige la secuela. Su película, más floja que la de Kaytis, viene a demostrar que no siempre la veteranía es un grado. Es innecesariamente larga y el guión carece de tantas situaciones cómicas como en su primera parte. La secuencia álgida vuelve a ser el número musical en el que Russell canta con Darlene Love, actriz y cantante que solía participar en la saga de Arma letal.
Belsnickel activa la trama de la secuela: fue un elfo malvado al servicio del señor y la señora Claus (Goldie Hawn, actriz casada desde hace años con Russell). Su actitud hizo que se convirtiera en humano: un niño que, como un ángel caído, vive en el Polo Sur, desde donde planea regresar al territorio de Santa para robarle la Estrella de Belén, esencial para la detención del tiempo y la energía del pueblo de los Claus. De esta forma podrá vengarse de ellos, a quienes ahora detesta, y destruir la Navidad. Ésta es la excusa para unas cuantas persecuciones, pequeñas batallas de duendes y entornos en los que dos niños podrán probar su valía.
La secuela también contiene unos cuantos mensajes sobre el espíritu de estas fechas: "La Navidad no es dónde estés, sino con quién", dice un personaje citando a su madre. Y sobre la importancia familiar: "Al final del día, tu familia es la que mejor te comprende. Ellos son los únicos que siempre estarán contigo, pase lo que pase". A pesar de que la segunda parte no está a la altura de la primera, compensa, sin embargo, ver de nuevo a Kurt Russell en el papel.