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Una de las "venganzas" del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, contra lo que él considera la acción "golpista" de la Iglesia católica, ha sido exiliar a sus miembros y quitarles la nacionalidad.
Sin embargo, esta acción de Ortega –que se une a otras verdaderamente injustificables—no surte el efecto deseado por el presidente sandinista puesto que el obispo sigue siendo obispo y el diácono sigue siendo diácono dondequiera que se encuentren exiliados.
Tal es el caso del diácono nicaragüense Raúl Antonio Vega (perseguido y exiliado por el régimen encabezado por el matrimonio Ortega-Murillo) quien este 12 de mayo será ordenado sacerdote por el obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, también en el exilio.
El diácono Vega salió al destierro, junto con otros 221 nicaragüenses el 9 de febrero pasado. Uno de ellos, el número 222, el obispo de Matagalpa Rolando Álvarez, se rehusó a cumplir las órdenes del régimen y fue remitido a la cárcel, con una condena de 26 años de prisión.
Los exiliados –de los que formaba parte el diácono Vega—fueron acusados de actos que ponen en riesgo la soberanía de la República de Nicaragua, de terrorismo, conspiración, difusión de noticias falsas y un sinfín de cargos sin comprobar.
La noticia de la ordenación fue dada a conocer por el obispo Báez, exiliado en la ciudad de Miami, quien concelebrará con William Albert Wack, obispo de Tallahassee (capital del Estado de Florida, Estados Unidos) en la concatedral consagrada a santo Tomás Moro.
Presencia del obispo Álvarez
En el centro de la ceremonia de ordenación estará la figura del obispo Álvarez, pues el diácono Vega fue uno de los que permaneció retenido junto al obispo de Matagalpa en la residencia episcopal durante dos semanas, antes de ser recluido por más de cinco meses en la temible cárcel de "El Chipote".
La ordenación en el exilio del futuro sacerdote, además de llenar de alegría a la Iglesia católica universal, es una respuesta de la Iglesia de Nicaragua ante los embates de la dictadura orteguista que, en palabras del obispo Báez, "ha querido acabar con la diócesis de Matagalpa".
"El Señor en el exilio hace surgir un nuevo sacerdote de la diócesis de Rolando. Si hay un momento que es emocionante para un obispo, es ordenar a un sacerdote, pero, en este caso, la emoción es doble, porque es imposible no recordar a mi hermano Rolando que está preso, y junto con Raúl queremos ofrecer esta ordenación a Nicaragua y a la Diócesis de Matagalpa", dijo el obispo Báez en la parroquia que le han asignado en Miami.
Cabe recordar que el diácono Vega había sido sentenciado a diez años de prisión y 800 días multa, junto con otros tres sacerdotes, dos seminaristas y un reportero gráfico de la diócesis de Matagalpa, por cargos de conspiración y propagación de noticias falsas.
"Para todos los que estamos fuera de nuestra patria de origen, especialmente para Nicaragua, la ordenación sacerdotal de Raúl es un regalo del Señor que nos dice yo estoy con ustedes, yo estoy donde está mi pueblo. Fíjense, lejos de su Patria, sufriendo tanto, con un futuro incierto, con un país que cae a pedazos, les regalo un sacerdote en el exilio y ordenado por un obispo exiliado también", dijo Báez, a quien también el régimen despojó de la nacionalidad el pasado 15 de febrero.
El futuro sacerdote dijo a Artículo 66: "Esta ordenación es algo muy esperado por mí y es a la vez un signo de esperanza para todos nosotros. Estoy más que seguro de que el encarcelamiento injusto que viví forjó mi vida y vocación. Ni las dificultades de la vida ni los barrotes de una cárcel han hecho que mi vocación fracasara".