Después de un desastre natural, los afectados se encuentran rodeados de destrucción, llorando a los que han perdido y tratando de reconstruir. Mientras rezamos por las víctimas y los supervivientes, los santos que han sufrido de manera similar pueden unirse a nosotros en oración. Y al discernir cómo podemos ayudar, ya sea dando tiempo, experiencia o dinero, podemos encontrar inspiración en aquellos santos que también trabajaron para reconstruir en medio de la devastación.
San Gregorio Taumaturgo (213-270)
Fue un erudito de Asia Menor que se convirtió al cristianismo en su adolescencia. Llegó a ser obispo de Cesarea, donde sólo había 17 cristianos.
La tradición dice que al final del mandato de Gregorio, solo había 17 paganos, debido a su predicación y a los muchos milagros que realizó.
Pero más allá de las curaciones habituales, las oraciones de Gregorio también hicieron maravillas en el mundo natural: el tipo de milagros que se necesitan con urgencia en las tierras devastadas por desastres naturales.
Una vez secó un lago para resolver una disputa de tierras. Ordenó a una enorme roca que se moviera y miró mientras obedecía.
Y en una ocasión, Gregorio oró sobre un río que se desbordaba con frecuencia; después de que plantó su vara en la tierra, creció hasta convertirse en un árbol y las aguas de ese río nunca volvieron a subir más allá del nivel del árbol.
San Frigidiano de Lucca (m. 588)
Fue un sacerdote irlandés llamado de su ermita para ser obispo de Lucca, Italia.
Frigidiano reformó el clero, pero también pasó un tiempo trabajando con sus manos.
Cuando los lombardos quemaron la catedral de Lucca, Frigidiano la reconstruyó.
Y cuando los lugareños le pidieron ayuda con un río que se desbordaba, Frigidiano no solo oró contra este problema sistémico. También tomó una azada, rezó y luego la arrastró por la tierra para cavar un cauce más seguro para el río, que cambió su curso para seguir el trazado por Frigidiano.
San Esteban Teodoro Cuénot (1802-1861)
Fue un obispo misionero francés en Vietnam que tuvo tanto éxito que su única diócesis pronto tuvo que dividirse en cuatro para satisfacer las necesidades de las miles de personas que se habían convertido al cristianismo.
Lo arrestaron por su fe y lo encarcelaron. Debido a las inundaciones sufridas en el centro de Vietnam ese año, el agua subió en su celda hasta la cintura.
Tan prolongada fue su inmersión parcial que el obispo Cuénot enfermó gravemente. Esta enfermedad pronto lo agotó y murió después de solo tres semanas en prisión.
Santa Paula Frassinetti (1809-1882)
Fue la fundadora italiana de las Hermanas Doroteas. Paula, una joven tranquila y tímida, era valiente en lo que respecta a las almas, especialmente a la hora de ser madre de las hermanas de su orden.
Un convento estaba ubicado en un valle que había sufrido graves inundaciones.
Para animar a las hermanas que vivían allí, la Madre Paula arriesgó su vida para ir a visitarlas.
En un momento del viaje, las ruedas de su carruaje estaban completamente sumergidas y el caballo estaba aterrorizado.
El conductor empezó a dar la vuelta, pero la Madre Paula insistió en que siguieran. Unos momentos después, un ruido terrible hizo que se dieran la vuelta y se dieran cuenta de que el agua les habría arrastrado.
Gracias a su compromiso con los que sufrían estas inundaciones, la Madre Paula se salvó y las hermanas en su destino se fortalecieron para perseverar.
Santa Rosa Fan Hui (1855-1900)
Era una maestra de chino soltera bautizada cuando era un bebé y criada en una familia católica.
Cuando estalló la Rebelión de los Bóxers, Rosa regresó a su casa con la esperanza de evitar la persecución pero preparándose también para la muerte.
La traicionaron y sufrió tortura, durante la cual oró con calma. En un momento, ella interrumpió la tortura y dijo: "Espera hasta que termine mis oraciones, entonces puedes matarme".
Respetaron este pedido, y cuando Rosa indicó que estaba lista, los Boxers la atacaron y luego la arrojaron al río para que muriera ahogada.
San Jorge Preca (1880-1962)
Fue un sacerdote maltés que casi se ahoga cuando era pequeño. Sacado de las aguas por un pescador que pasaba, Preca se convirtió en sacerdote y trabajó vigorosamente por la formación catequética de los laicos malteses.
Estableció un sistema para formar a los laicos para que pudieran instruir a otros. En ese momento, se consideró sospechoso dar tal poder a los laicos y el Padre Jorge recibió la orden de cerrar todos los centros de catequesis que había abierto. Deseoso de ser obediente, hizo precisamente eso.
Los centros reabrieron al año siguiente (con la bendición del obispo) y al Padre Jorge lo reconocieron como un gran regalo para la Iglesia de Malta. Todo porque se había salvado de ahogarse muchos años antes.