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El Papa Francisco pide proteger la religiosidad popular

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 16/01/23
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El Pontífice propone tres claves para que las cofradías no se replieguen en si mismas, caigan en la nostalgia del pasado o en la cerrazón

El papa Francisco pidió proteger la herencia de las cofradías. Se trata de una realidad que concierne la religiosidad popular vivida por mas de 20.000 cofradías solo en Europa, presente en más de 20 países, con más de 6 millones de fieles.

«Por eso les animo a cultivar con compromiso creativo y dinámico su vida asociativa y su presencia caritativa». Lo dijo el Papa Francisco al recibir en audiencia esta mañana, 16 de enero de 2023, en el Palacio Apostólico Vaticano, a los representantes de la Confederación de Cofradías de las Diócesis de Italia.

Las cofradías en Italia representan unas tres mil doscientas hermandades registradas -y otras tantas existentes pero no registradas- y dos millones de miembros. Una realidad que nació en el Jubileo del año 2000 y que en el próximo Jubileo de 2025, festejará su 25 aniversario.

El Pontífice les instó a dejarse animar por el Espíritu Santo y caminar juntos: «como lo hacen en las procesiones» y llevar una «vida comunitaria».

«Que la riqueza y la memoria de vuestra historia no se conviertan nunca en motivo de repliegue sobre vosotros mismos, de celebración nostálgica del pasado, de cerrazón ante el presente o de pesimismo ante el futuro, sino que sean un fuerte estímulo para reinvertir hoy vuestro patrimonio espiritual, humano, económico, artístico, histórico e incluso folclórico, abiertos a los signos de los tiempos y a las sorpresas de Dios».

Fue con esta fe, dijo el Papa, y esta apertura con la que nacieron las fraternidades. «Sin esta fe y esta apertura, no estaríamos hoy aquí, tan numerosos, para dar gracias al Señor por tanto bien recibido y realizado». 

A continuación, les invitó a articular su camino en torno a tres ejes fundamentales: «seguir las huellas de Cristo, caminar juntos y proclamar el Evangelio».

1La religiosidad popular y las huellas de Cristo

En primer lugar, seguir las huellas de Cristo. Les exhortó a cultivar la centralidad de Cristo en sus vidas, en la escucha cotidiana de la Palabra de Dios, en la organización y participación regular en los momentos formativos, en la asistencia asidua a los sacramentos, en una intensa vida de oración personal y litúrgica.

Asimismo, les invitó que sus antiguas tradiciones litúrgicas y devocionales estén animadas por una ferviente vida espiritual y un compromiso concreto de caridad.

Además, les pidió que no tengan miedo de actualizar estas tradiciones para que sena comprensibles y accesibles a todos, incluso para los alejados.

2La religiosidad popular y caminar juntos.

«La historia de las Cofradías ofrece a la Iglesia una experiencia secular de sinodalidad, que se expresa a través de instrumentos comunitarios de formación, discernimiento y deliberación, y a través de un vivo contacto con la Iglesia local, los Obispos y las Diócesis.

Que sus concilios y asambleas -como les pidió su amado Papa Benedicto XVI- no se reduzcan nunca a reuniones puramente administrativas o peculiaristas; que sean siempre y sobre todo lugares de escucha de Dios y de la Iglesia, y de diálogo fraterno, caracterizados por un clima de oración y de sincera caridad. Sólo así podrán ayudaros a ser realidades vivas y a encontrar nuevos caminos de servicio y evangelización.»

3Evangelizar

El Papa ofreció una tercera dimensión: caminar para anunciar el Evangelio, dando testimonio de fe y caridad. Ayudar a los hermanos y hermanas, «especialmente de las nuevas pobrezas de nuestro tiempo, como muchos de vosotros habéis demostrado en este tiempo de pandemia.»

La piedad popular

Respecto a la piedad popular, el Papa invitó a leer y aplicar un texto «sólido y útil» también sobre la «religiosidad popular», es decir "EVANGELII NUNTIANDI", de Pablo VI:

«La religiosidad popular, hay que confesarlo, tiene ciertamente sus límites. Está expuesta frecuentemente a muchas deformaciones de la religión, es decir, a las supersticiones. Se queda frecuentemente a un nivel de manifestaciones culturales, sin llegar a una verdadera adhesión de fe. Puede incluso conducir a la formación de sectas y poner en peligro la verdadera comunidad eclesial. Pero cuando está bien orientada, sobre todo mediante una pedagogía de evangelización, contiene muchos valores. Refleja una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer. Hace capaz de generosidad y sacrificio hasta el heroísmo, cuando se trata de manifestar la fe. Comporta un hondo sentido de los atributos profundos de Dios: la paternidad, la providencia, la presencia amorosa y constante». 

 Y citando a Benedicto XVI:

«Que sus concilios y asambleas -como les pidió su amado Papa Benedicto XVI- no se reduzcan nunca a reuniones puramente administrativas o peculiaristas; que sean siempre y sobre todo lugares de escucha de Dios y de la Iglesia».

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