Hace unos meses la imagen dio la vuelta al mundo. Un grupo de Misioneras de la Caridad, religiosas de la Madre Teresa de Calcuta, tuvieron que emprender un «éxodo» rumbo a Costa Rica luego de que el régimen encabezado por Daniel Ortega y Rosario Murillo decidiera que debían abandonar Nicaragua.
Ya instaladas en Costa Rica, las Misioneras de la Caridad emprendieron una nueva misión (y próximamente abrirán otras en el país que les dio acogida). Para las religiosas, según información proporcionada a Aleteia desde Costa Rica, lo de Nicaragua ya es un capítulo cerrado.
Sin embargo, cuando aún persisten los ecos de aquella expulsión enmarcada dentro de una persecución a la Iglesia (siguen latentes varios ejemplos, entre ellos la situación del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, en prisión domiciliaria desde hace más de un mes y con poca información sobre su salud), un nuevo hecho vinculado a religiosas llenó de indignación en los últimos días.
Esta vez ha sido el turno de las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús, una congregación de origen mexicano fundada en 1897 por la beata Concepción Cabrera de Armida (conocida como «Conchita»).
Según recordaron medios locales como Artículo 66, las religiosas se encargaban de asistir al Santísimo y rezar el rosario en la catedral de Matagalpa. Fue el pasado 20 de septiembre cuando trascendió que las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús habían sido recibidas por sus homólogas en México.
«Damos la bienvenida a las hermanas que están llegando de Nicaragua», expresaron las hermanas mexicanas a través de las redes sociales.
El comunicado de las religiosas
No obstante, en medio del hermetismo tras los motivos de la salida de estas religiosas mexicanas desde Nicaragua, este 22 de septiembre se publicó un comunicado firmado por la superiora general de la congregación, María Teresa Morán Chávez, en el que se hizo referencia, en primer lugar, «al vencimiento de las residencias de las hermanas que formaban parte de esa comunidad en Nicaragua».
En segundo lugar, «a problemas de salud de las hermanas». Y en tercer lugar, a «la escasez de personal en la congregación para poder reforzar esa comunidad».
«Agradecemos al Señor todo lo que la Iglesia que peregrina en Matagalpa nos regaló a través del amor y cuidado de los pastores sacerdotes y fieles laicos y laicas que nos acogieron con mucho cariño, así como el bien que nos permitió hacer por esa iglesia local y país, a través de la vivencia de nuestra vocación contemplativa de oración constante ante el Santísimo Sacramento pidiendo por la salvación de toda la humanidad y la santificación de los sacerdotes», se agregó en el comunicado.
Un hostigamiento que no cesa
En tanto, mientras hay aspectos que faltan esclarecer con respecto a esta salida, en los últimos días el hostigamiento hacia la Iglesia y fieles católicos no ha cesado. Incluso, ha afectado la celebración de festividades importantes como San Miguel Arcángel y San Jerónimo en Masaya.
Si bien la Policía leal al régimen de Daniel Ortega impidió que los santos salieran en procesión por las calles, los fieles de todos modos pudieron celebrarlos en sus templos y en medio de un clima un tanto particular.
«Hoy en día se trata de prohibir estas actividades religiosas porque existe en Nicaragua una persecución religiosa directamente en contra de la Iglesia católica. Ya sabemos que mantienen secuestrado a monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa. Igualmente, en la cárcel, a varios sacerdotes. Monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua, en el exilio. En esta situación estamos varios sacerdotes. Y también religiosas expulsadas (Misioneras de la Caridad), equipos de radio y TV católicos expropiados. (Hay) amenaza, asedio e intimidación a fieles católicos», expresó recientemente a Aleteia el padre el Edwin Román, expárroco de la iglesia San Miguel Arcángel de Masaya y actualmente exiliado en Miami, Estados Unidos.