La nueva vida de las Misioneras de la Caridad en Costa Rica, que tuvieron que abandonar Nicaragua por decisión del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua el pasado 6 de julio, ya está en marcha.
En los últimos días, luego del cálido recibimiento ofrecido por monseñor Manuel Eugenio Salazar, obispo de la Diócesis de Tilarán, Liberia, en Costa Rica, hubo una misa de bienvenida presidida por el arzobispo de San José, José Rafael Quirós.
Fue durante la ceremonia que las Misioneras de la Caridad fueron recibidas con flores y hasta con el tradicional grito mariano: «¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!».
«Dolor y cercanía espiritual»
Pero las Misioneras de la Caridad, que estuvieron durante 40 años en Nicaragua –país que hasta Madre Teresa supo visitar en 1986 y hasta rezar por la paz-, también rompieron el silencio luego del «éxodo» emprendido hacia Costa Rica.
La encargada de hablar en representación de las 18 hermanas de diversas nacionalidades, entre ellas varias latinoamericanas, fue la hermana Agnesita.
«En Nicaragua teníamos tres comunidades, dos en Managua y la otra en Granada. En Managua nuestra actividad se desarrollaba cuidando de un hogar de adultos mayores, una guardería, un comedor para desfavorecidos. También asistimos a 235 familias con canastas básicas mensuales y acompañamiento espiritual y catequesis, ayudando a parroquias vecinas», expresó la religiosa, tal cual reproducen medios como Despacho 505.
«Al ser expulsadas de Nicaragua nos invade un profundo dolor de tener que dejar a las personas más necesitadas y al pueblo mariano», prosiguió.
«Queremos expresar nuestro agradecimiento a todos los que nunca nos dejaron solas y fueron para nosotros la providencia divina. Sabemos que nuestro espíritu estará siempre con ustedes Nicaragua», agregó.
«Paz»
Desde la diócesis de Tilarán también se difundió un video con las palabras de la religiosa que habló en representación de las hermanas de Madre Teresa de Calcuta en la cual también reafirma el agradecimiento hacia Costa Rica y la paz.
«Queremos agradecerle a la diócesis y a todo Costa Rica por el amor con el que nos han recibido. Solamente son palabras de agradecimiento lo que sale de nuestro corazón. Estamos sorprendidas por el recibimiento que hemos tenido por parte del pueblo, los sacerdotes, monseñor y todos vosotros. La Madre Teresa siempre decía: ‘Obras de amor son obras de paz’. Y desde el momento que hemos pisado la tierra costarricense eso es lo que hemos sentido en nuestro corazón: paz», expresó la religiosa, quien recibió un cálido abrazo de parte de su interlocutor y con la significativa imagen de la Virgen de Guadalupe, emperatriz de América, de fondo.