Los ecos tras la disolución de la Asociación Misioneras de la Caridad de Santa Teresa de Calcuta en Nicaragua persisten. La decisión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo finalmente había sido aprobada en los últimos días, junto a otras organizaciones sin fines de lucro, con carácter urgente por los diputados sandinistas en la Asamblea Nacional.
En las últimas horas, quien se pronunció por primera vez al respecto fue el propio Brenes. Lo hizo en representación de la Iglesia de Nicaragua a través de una declaración pública.
«Ante la decisión de la Asamblea Nacional de cancelar la personería jurídica a la fundación de las Hermanas Misioneras de la Caridad d Santa Teresa de Calcuta quienes brindan asistencia a los más pobres de nuestra sociedad nicaragüense, lamentamos profundamente el dolor de tantos hermanos nuestros que ya no tendrán las atenciones que recibían de las hermanas», expresó Brenes en la primera parte de su mensaje.
Inmediatamente indicó: «Les expresamos nuestra gratitud por su invaluable servicio a nuestras iglesias locales. Estimadas hermanas cuenten con nuestra cercanía, solidaridad y nuestras humildes oraciones».
Asistencia a “los más pobres” y educación
Es que la labor de las Misioneras de la Caridad en Nicaragua, como en todas partes del mundo, estaba enfocada en los más vulnerables, “lo más pobres”, como resaltó Brenes. En especial, con la administración del Hogar Inmaculado Corazón de María en la ciudad de Granada.
En ese sitio, tal cual recordaron medios como El Confidencial en base a EFE, las religiosas cuidaban a adolescentes abandonados o víctimas de abusos. Lo hacían también a través de ayuda psicológica y educación integral. En ese sitio estos beneficiarios también tenían la oportunidad de tener contacto con el teatro, la costura, entre otros oficios.
Pero las Misioneras de la Caridad en Nicaragua también tenían un asilo de ancianos en Managua y cuidaban a estas personas a través de alimentación de vestimenta. Lo propio con respecto a una guardería a través de la cual apoyaban a niños de familias de escasos recursos.
Todas estas obras benéficas, canceladas de manera gradual desde el pasado mes de junio, fueron las que se transformaron en agradecimiento por parte de la Iglesia de Nicaragua.
La solidaridad para con las religiosas se multiplicó
“Me da mucha tristeza que la dictadura haya obligado a las hermanas Misioneras de la Caridad de Teresa de Calcuta a abandonar el país”, había dicho recientemente el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, desde su exilio en Miami.
Las palabras del obispo nicaragüense llegaron luego de que trascendiera que el régimen de Daniel Ortega cerrara sus obras benéficas en el país centroamericano y fueran notificadas de abandonar el país, tal cual adelantó Aleteia.
Desde ese momento, además la noticia de la cancelación de la personería jurídica, incluso algunos medios locales tomo La Prensa y El Confidencial indicaron que las religiosas que se preparaban para salir del país también habían sido «asediadas» por la policía leal al régimen de Ortega.
“Nada justifica privar a los pobres de atención caritativa. Soy testigo del servicio amoroso que prestaban las hermanas. Dios las bendiga”, agregó Báez a través de su cuenta de Twitter.
Pero las palabras de Báez, de alguna manera ratificadas por la propia Iglesia en Nicaragua, no fuero aisladas. En los últimos días fueron varias las organizaciones vinculadas a la Iglesia las que expresaron solidaridad y cercanía.
Por ejemplo, la Confederación Latinoamericana de Religiosos (Clar), se indicó: «Esta incomprensible situación nos hermana y fortalece, para seguir clamando a favor de los más pobres, que hoy sufren las consecuencias de esta decisión del Gobierno de Nicaragua».