Durante el siglo pasado, se ha puesto mucho énfasis en reunir a todos los cristianos. Esta es una tarea difícil, ya que los cristianos se han dividido en innumerables direcciones durante los últimos mil años.
Sin embargo, queda la esperanza de que cada año nos acerque a una unidad que perdure.
A menudo, la palabra “ecuménico” se usa para describir cualquier esfuerzo por reunir a los cristianos.
¿Qué significa eso?
La conferencia episcopal de los Estados Unidos, USCCB, ofrece una definición sucinta en su sitio web.
El ecumenismo, de la palabra griega “oikoumene”, que significa “todo el mundo habitado”, es la promoción de la cooperación y la unidad entre los cristianos. Jesucristo fundó una Iglesia y, en medio de su Pasión, oró: “Que todos sean uno”. (Juan 17,21)
Restaurar la unidad de los cristianos
El Concilio Vaticano II ofrece una definición similar de este término en su Decreto sobre el Ecumenismo.
Esta gracia ha llegado a muchas almas dispersas por todo el mundo, e incluso entre nuestros hermanos separados ha surgido, por el impuso del Espíritu Santo, un movimiento dirigido a restaurar la unidad de todos los cristianos. En este movimiento de unidad, llamado ecuménico, participan los que invocan al Dios Trino y confiesan a Jesucristo como Señor y salvador, y esto lo hacen no solamente por separado, sino también reunidos en asambleas en las que conocieron el Evangelio y a las que cada grupo llama Iglesia suya y de Dios. Casi todos, sin embargo, aunque de modo diverso, suspiran por una Iglesia de Dios única y visible, que sea verdaderamente universal y enviada a todo el mundo, para que el mundo se convierta al Evangelio y se salve para gloria de Dios.
Además, la palabra a menudo se relaciona con “movimientos ecuménicos”, que se explican en el mismo documento.
El término “movimiento ecuménico” indica las iniciativas y actividades planificadas y emprendidas, según las diversas necesidades de la Iglesia y según las oportunidades que se presenten, para promover la unidad de los cristianos.
La Iglesia continúa en este camino ecuménico y desea, como Cristo desea, “Que todos sean uno”. (Juan 17,21)