Cambio de hábitos. Tras la pandemia se han producido importantes cambios en los hábitos de las personas tanto a nivel físico como mental. Según el barómetro de la fundación Family Watch, que muestra los intereses y los problemas a los que se enfrenta la familia, 3 de cada 4 entrevistados ha sentido preocupación por su situación y cerca del 65% se han sentido más irritables o angustiados en este tiempo. Algunos han caído en depresión. Uno de cada 5 confirma que ha tenido que recurrir a especialistas para salir de ella.
Los más vulnerables
Muchos jóvenes, que han visto como su vida estudiantil y social se reducía en estos dos últimos años, también han tenido que acudir al psicólogo o al psiquiatra. Los que tienen entre 18 y 24 años reconocen que han consumido ansiolíticos por primera vez. Como explica la directora general de Family Watch, María José Olesti, "los datos son preocupantes y reflejan el problema al que hacen frente los más jóvenes. Pero la buena noticia es que son precisamente los jóvenes los que cuando tienen este problema buscan rápido la solución". Un 34% lo reconoce, habla sin tapujos de ello y trata de ponerle remedio.
La familia, el remedio a los problemas
"La familia es ese lugar donde podemos refugiarnos y donde se nos da afecto y cuidado", afirma María José Olesti, quien señala a la familia como el mejor lugar para empezar a resolver los problemas. "Es el principal proveedor de cuidado". Algo necesario y primordial para comenzar a sanar una herida. Los padres, hermanos, abuelos, el núcleo familiar es el primer sitio al que se acude para recibir el abrazo y el impulso necesario cuando uno está mal o tiene un problema, sea de la índole que sea, físico o mental.
La familia, escuela de comunicación
"Cuanto mejor y más fluida sea la comunicación entre los miembros de la familia, más facilidad tendremos para conocer los problemas e inquietudes de cada uno de los miembros para poder atajarlos mejor". La directora general de Family Watch insiste en la necesidad de hablar con nuestros hijos, saber qué les gusta y qué les preocupa para, en caso de tener algún problema, saber de dónde viene y poder solucionarlo.
En pandemia muchos jóvenes se han encerrado en su habitación y se han aislado del mundo exterior y también de sus padres. Este aislamiento, esta ruptura del diálogo en casa, con la familia, es lo que les ha llevado a sufrir problemas de salud mental. Si no hay comunicación, no hay felicidad ni socialización. Hay soledad, uno de los males que más acecha hoy en día a nuestros jóvenes.
Presente y futuro de la sociedad
La familia es por tanto el pilar fundamental y el inicio de la solución. A diario es castigada y desprestigiada. Pero, como dice María José Olesti, "es también el mejor momento para reclamar la importancia de esta institución. Es sin duda el primer eslabón al que nos agarramos cuando las cosas van mal, es la primera escuela y el primer refugio."
"Es una ocasión extraordinaria -afirma- para seguir potenciando el papel fundamental que tienen las familias en la sociedad. Se necesitan políticas sociales para que las familias sigan contribuyendo a fortalecer el presente y el futuro de nuestra sociedad. Porque sin las familias la sociedad no funciona."