En los últimos meses, una pequeña localidad irlandesa llamada Ballivor ha sido el escenario de una fuerte controversia en torno a la apertura de un nuevo centro de tratamiento de adicciones: Narconon.
Puede extrañar que unas instalaciones con un objetivo tan loable susciten un rechazo social que ha alcanzado las esferas judiciales. Y la Justicia, finalmente, ha dado luz verde al centro de desintoxicación.
¿Cuál es el problema? ¿Qué objetan los vecinos de Ballivor? La razón es muy simple: Narconon pertenece al conglomerado de asociaciones de la Iglesia de Cienciología, y su tratamiento consiste en aplicar las doctrinas y técnicas del fundador de la secta, L. Ronald Hubbard, a las personas con problemas de toxicomanía.
Lo que ha pasado en Irlanda
El pasado 17 de noviembre el Tribunal de Apelación autorizó la apertura del centro Narconon en una antigua escuela nacional.
Contradecía así lo que había decidido una instancia inferior (ya que se había otorgado el permiso para convertirla en residencia de ancianos), según informaba el Meath Chronicle.
Narconon había comprado el inmueble en 2016, y hasta ahora ha gastado unos 9 millones de euros entre la compra y las obras, tal como leemos en el Irish Examiner.
Desde que se conocieron en 2018 los planes del desembarco del organismo cienciológico en Ballivor, los residentes en la localidad se opusieron.
En las fotografías que han divulgado los medios de comunicación se pueden ver manifestaciones con vecinos portando carteles y camisetas con mensajes como este: “Ballivor dice ‘no’ a Narconon y Cienciología”.
Mientras tanto, la directora gerente de la Iglesia de la Cienciología en Reino Unido, Janet Laveau, explicaba en el Meath Chronicle: “Nunca había visto algo así en toda mi vida”.
Por eso, Claire O’Mara señalaba en el mismo diario, resumiendo la opinión de los vecinos sobre los cienciólogos: “Están tratando de infiltrarse en nuestra comunidad. No son bienvenidos”.
Aseguraba estar “decepcionada y frustrada” por el fallo judicial, después de estos años de movilizaciones: “Hemos estado luchando durante mucho tiempo, ningún otro grupo ha desafiado a Cienciología tanto como nosotros. No nos vamos a rendir ahora”.
Un gancho “perfecto”
¿Están fundamentadas estas suspicacias de los vecinos de Ballivor? ¿O no son más que prejuicios basados en tópicos sobre Cienciología?
¿Las entidades “antisectas” han hecho tan bien su trabajo que han conseguido convencer a la sociedad de la maldad de unos centros que verdaderamente hacen una buena labor social de desintoxicación de personas esclavizadas por las drogas?
Para responder a estas preguntas hemos contactado con el psicólogo español experto en sectas José Miguel Cuevas Barranquero.
Doctor en Psicología, Cuevas trabaja desde hace años en un servicio de atención a personas con problemas de adicciones (véase la entrevista que concedió a Aleteia en 2017: primera y segunda parte).
El psicólogo destaca que en Narconon “el gancho es perfecto, porque prometen unos resultados espectaculares, muy por encima de las tasas reales de recuperación”.
Por su experiencia de ayuda a personas afectadas por estos centros cienciológicos cuenta que estos “prácticamente les aseguraban su curación… eso sí, a un altísimo precio”.
Y es que los ex adeptos “nos han descrito estrategias de captación más propias de una secta que de un recurso sanitario”, reconoce Cuevas Barranquero.
El reclamo incluye un programa “libre de drogas y de fármacos”, atrayendo a personas que quieran rehabilitarse de la forma menos artificial posible, y sin sufrir aparentemente efectos secundarios.
“Prometen un lugar exclusivo, con atención personalizada, sauna, dieta saludable, etc.”, destaca Cuevas.
Y añade: “durante la captación tienen una estrategia de marketing muy agresiva, se ganan bien a la familia, convenciéndola de que es la mejor opción”.
El peligro de lo inmediato
Y es en este momento cuando tiene lugar el ingreso, de manera inmediata. Según la opinión del experto, “normalmente este tipo de ingresos requiere una valoración previa, requiere analíticas y control médico".
"Es especialmente importante descartar la presencia de enfermedades infecto-contagiosas como la tuberculosis”. Sin embargo, en Narconon esto “no es necesario, sino que el ingreso es inmediato”.
José Miguel Cuevas subraya lo que supone el contexto:
Y aquí entra también lo económico: “Si para poder pagarlo hay que hipotecar la casa… Muchos padres estarían dispuestos a ello, pues el mayor temor es encontrarse un día a su hijo muerto”.
Un “tratamiento” peligroso
Este psicólogo señala que “la base principal de su ‘tratamiento’ (y lo pongo entre comillas) es un régimen supuestamente personalizado de vitaminas, la práctica de ejercicio (que está bien y sí puede resultar de ayuda) y la sauna, que se supone que sirve para liberar las toxinas. Sin embargo, tanto la sauna como las vitaminas son un placebo”.
Además, lo positivo que podrían tener estas prácticas queda desactivado al no ser pautadas por un médico de verdad.
Y esto es algo a lo que apuntan muchos ex pacientes de Narconon: en las instalaciones en las que estuvieron “no había personal médico ni sanitario, no sólo en el centro, sino incluso en la fase de desintoxicación”.
Y esto es un riesgo real:
José Miguel Cuevas señala otras prácticas discutibles en los centros cienciológicos de rehabilitación, como la prohibición de fármacos –excepto para el corazón o la diabetes–.
Técnicas de manipulación
Otro elemento ciertamente negativo son las rutinas de entrenamiento (training routines), que “pueden provocar disociación, alucinaciones y ansiedad”, según se desprende de los testimonios de ex miembros de Narconon. Basándose en ellos, Cuevas pone algunos ejemplos:
Se trata, en suma, de “infantilizar a la persona” por medio de “actividades que provocan agotamiento y debilidad física”.
El experto lo tiene claro, después de sus años de experiencia y de la elaboración de su tesis doctoral: