Mientras la Iglesia reflexiona sobre la segunda venida de Jesucristo en las últimas semanas del tiempo ordinario y en las primeras semanas de Adviento, el tema del “Anticristo” inevitablemente sale a la superficie.
Es una enseñanza de la Iglesia católica que es muy misteriosa y las referencias bíblicas no arrojan mucha luz sobre la situación.
Sin embargo, la Iglesia tiene una enseñanza oficial sobre el Anticristo, explicada en detalle en el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC).
Un engaño final
Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12).
La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad.
La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne
Como ocurre con todos los aspectos de la segunda venida de Jesús, todas las épocas han pensado que vivían en los "últimos días".
Santo Tomás de Aquino señala en su Summa Theologiae que los primeros cristianos pensaban que estaban viviendo en el "fin de los tiempos" y que el Anticristo estaba cerca, si no ya allí en la forma de los emperadores romanos.
Es imposible determinar qué cantidad de tales calamidades precederán inmediatamente al día del juicio o la venida del Anticristo, ya que incluso en el tiempo de la Iglesia Primitiva las persecuciones eran tan amargas y las corrupciones de error eran tan numerosas, que algunos esperaba la venida del Anticristo como algo cercano o inminente.
Es por eso que la Iglesia incluso dice que el engaño del Anticristo ha estado activo desde la primera venida de Cristo.
Falsos mesías
El engaño del Anticristo ya comienza a tomar forma en el mundo cada vez que se hace el reclamo de realizar dentro de la historia esa esperanza mesiánica que solo puede realizarse más allá de la historia a través del juicio escatológico.
La Iglesia ha rechazado incluso formas modificadas de esta falsificación del reino que vendrá, bajo el nombre de milenarismo, especialmente la forma política “intrínsecamente perversa” de un mesianismo secular.
Al igual que con los últimos días de este mundo, no sabemos con certeza si el Anticristo está presente en el mundo o no. En muchos sentidos, ya ha venido y ha estado con nosotros durante siglos.
A lo largo de esta prueba final de fe, la clave es permanecer estrechamente unidos a Jesucristo, sin vacilar en nuestra fe, pero confiando en que Él nos conducirá a nuestro hogar final.
Puede que nunca sepamos quién es el Anticristo, pero sí conocemos a Jesucristo y podemos seguirlo.