Poderosas razones para ser fan de Sergio Checo Pérez

Sergio Checo Pérez no solo es un piloto exitoso de la Fórmula 1, de la escudería de Red Bull. Es un mexicano católico que nació en tierras tapatías en Guadalajara (Jalisco), cuna del tequila y el mariachi, territorio de los mártires de la Cristiada.

La cadena STAR+ está a punto de estrenar la serie Checo, prevista para el próximo 4 de noviembre. Este es el póster:

Aquí puedes ver algunas de las mejores imágenes de Checo Pérez en su carrera:

Checo Pérez es un hacedor de sueños. la adversidad desde niño no le da miedo, así lo ha demostrado. Es un ejemplo este piloto mexicano, nos da una cátedra cada vez que corre y toma el volante en sus manos. Nos ha enseñado cómo vencer la adversidad, pues no nació en cuna de oro. Todo se lo ha ganando poco a poco, con esfuerzo, dedicación, y con mucho sudor de su frente, sin olvidar que ha tenido mucho empuje e intercesión desde el cielo, muy posible de uno de sus santos favoritos, san Juan Pablo II.

Entremos de lleno en las razones para ser fan de Checo Pérez.

En el documental exitoso de Netflix Fórmula 1: Drive to Survive podemos conocer que Checo Pérez lleva a la realidad el dicho mexicano: “El que persevera alcanza”. Pues han sido varias las carreras donde el piloto mexicano empieza desde los lugares de atrás, y logra subir posiciones en cada giro hasta lograr el podio. 

Por lo tanto en la vida puedes iniciar en desventaja, en clara disparidad de condiciones con alguien más, pues otros en la carrera de la vida, tienen: mejores coches, mejores patrocinios. Pero puedes salir adelante como Checo Pérez con: fe, esperanza y esfuerzo, dosificando energías y neumáticos, planificando y llevando a cabo un plan, una estrategia, con un objetivo claro.  

Un católico sin un plan, sin una estrategia definida, está perdido, Camina y corre por la vida sin sentido, además un católico no puede ser apocado y pusilánime, o declarar que no se triunfa en la vida por empezar desde atrás. 

Nadie dijo que sea fácil la vida y Checo Pérez nos da su primera lección. En una de sus últimas carreras con Racing Point, su anterior escudería antes de llegar a Red Bull, Checo arrancó desde la posición 18 en el gran premio de Bahrein y fue subiendo posiciones, con rebases emocionantes, hasta alcanzar la gloria de conquistar el primer lugar en el podio, la máxima gloria de un piloto. 

No hay pretextos para quien anhele la gloria, puedes alcanzar el primer lugar y la gloria cuando te lo propones. El pecado, y los problemas de la vida, pareciera que siempre nos dejan derrotados y en el último lugar. La pereza, la desidia, nos aplastan, pero si te lo propones con la gracia de Dios y el sudor de tu frente, puedes llegar a lo más alto del cielo, rebasando los obstáculos y las adversidades. 

No hay nada que la perseverancia no alcance. Muchos grandes santos empezaron su camino al cielo desde atrás, en condiciones poco favorables, entre pobreza y enfermedades. Son pocos los santos que nacieron y crecieron con privilegios, y los que los tuvieron, renunciaron a esas riquezas y comodidades. 

Seamos como Checo Pérez, vayamos poco a poco desde atrás, rebasando el pecado, la pereza y la desilusión.

En la misma serie exitosa de Netflix  “Fórmula 1: Drive to Survive”, hay un capítulo, un momento que eclipsa a los fans de Sergio. Una toma cerrada donde se ve que al lado del volante y controles de su auto en Racing Point de Checo Pérez, hay dos imágenes que aparecen a cuadro, dos fotos emblemáticas y significativas para todos los mexicanos. Son una imagen de la Virgen de Guadalupe y una imagen de San Juan Pablo II. Sus devociones lo acompañan al volante.

No podemos caminar sin la ayuda divina y misericordiosa de Dios y la intercesión de la Santísima Virgen María de Guadalupe. Eso es básico para cualquier católico y Checo lo sabe. 

Nuestros impulsos, son como un auto desbocado. Nuestros instintos y deseos nos inclinan al pecado a toda velocidad y necesitamos de la ayuda divina para controlar el volante de nuestras vidas. 

Las fuerzas humanas no bastan para vencer la tentación. La inercia de las fuerzas G en una curva son tan potentes que nos impulsan a la muerte del espíritu por medio del pecado.

Por lo tanto, el auxilio divino es fundamental para dominar el instinto del pecado, que se asemeja a un auto desbocado y sin control. Dios al volante entrelazado entre nuestros dedos y manos, nos ayudan a controlar el volante alocado de nuestras vidas para no pecar. 

Dios, la Virgen y los Santos son la fuerza divina para evitar el despiste mortal.

La fe no es un acto de magia ni las oraciones un conjuro para Sergio. Las imágenes que lo acompañan no son su amuleto, son sacramentales que le recuerdan que tiene que tener bien puestos los pies en la tierra y su corazón bien puesto en lo más alto del cielo.  

Es bien sabido que para casi todos los mexicanos, el ser Guadalupano es algo esencial. Así lo cita una canción católica en la  tradición mexicana, y para  Sergio, el amor maternal de la Virgen de Guadalupe, es fundamental. Además no hay nada que se le niegue a la madre Dios. Por lo tanto, Sergio manifiesta su fe y su amor a la Guadalupana abiertamente, teniendo la imagen de la Santa Madre de Dios cerca de su volante en la Fórmula 1. 

Además Sergio no pierde el tiempo, antes de arrancar a toda velocidad, él se inclina, se persigna y levanta una plegaria cada vez que comienza una carrera. 

La protección divina siempre será fundamental en la carrera de nuestras vidas y en las carreras de la F1 ante lo peligroso y mortal de este deporte siempre será necesaria una ayudita desde el cielo.

De la foto de San Juan Pablo II, tanto Sergio como su esposa son devotos, y los mexicanos católicos tenemos un especial cariño a este santo de la misericordia, que tanto amó a los mexicanos y con seguridad intercede por Checo desde el Cielo.

Para rematar, podemos concluir que Checo Pérez lleva consigo estas dos imágenes, primero porque cree; segundo, porque es su convicción; y tercero, porque no se confía sólo a su suerte y habilidades. La vida de un piloto de carreras pende de un hilo en cada giro y solo Dios puede dar fuerza y la protección divina sobrenatural.

Hay un momento conmovedor en la vida de Sergio, pues todo se lo dedica a su esposa y a sus hijos. Todo se lo dedica a ellos. 

En uno de sus triunfos con Racing Point en su anterior escudería, cuando logró el primer lugar en Bahrein, por radio no tardó en pedir que su hijo estuviera atento a ese triunfo. Quería saber si lo había visto su hijo cruzar en primer lugar. Desde adentro de su auto por las radiocomunicaciones, pedía que se comunicaran con su hijo. Qué hermoso detalle tener en la mente a tu familia en los momentos de gloria y, por qué no, también en las derrotas.

Checo ha probado y ha bebido tragos muy amargos de fracaso también, pero de la mano de su familia, nunca solo, siempre con la mirada puesta en su familia y en Dios cura sus heridas. 

Sergio demuestra que tiene un profundo amor por su esposa también en su instagram. Él manifiesta ese profundo amor por su esposa y bebés. Solo basta que te des una vuelta por la red social de Checo Pérez y por el instagram de su esposa para que te des cuenta de ese amor que tiene por ellos. Esa esposa de Sergio que ha estado en los momentos más difíciles, en la distancia, con un nudo en la garganta porque en cada carrera, Sergio puede perder la vida. 

Pero su amada esposa está ahí, orando por él, pidiendo por él, pidiendo por su esposo. Que importante es para un esposo católico que su esposa ore por él. Qué importante es que las esposas oren por sus esposos, no solo para que triunfen, si no para que sus esposos no caigan. Las esposas deben oran para sus esposos para que tengan las fuerzas suficientes para levantarse del suelo en la derrota y en el pecado. 

Qué importantes son los brazos y besos de una esposa que está ahí para levantar a su esposo derrotado por la vida o por el pecado. 

Cuantas veces Sergio llegó derrotado a los brazos de su esposa, entre el llanto y la desesperación de la derrota, pues podría perder patrocinadores o perder un lugar en la F1, si no llegaban pronto las victorias y los podios. Pero ahí, leal, su amada esposa estuvo en cada momento, orando de rodillas para que su esposo regresara sano y salvo con una corona de gloria, con una conquista y con un podio. 

Esposas, oren por sus esposos, ustedes sostienen parte de la vida moral y espiritual de sus esposos. No se imaginan el poder sobrenatural que tiene ustedes en sus manos y sobre sus esposos. El sacramento del matrimonio las ha dotado de un poder divino provisto por Dios, no pierdan el tiempo en recriminaciones si sus esposos llegan a casa derrotados y llenos del polvo del pecado; esposas, levanten a sus esposos con el perdón y la oración, impulsen de nuevo a sus esposos a salir a combatir de nuevo en la vida. Grande esposa tiene Checo, enorme esposa tiene Checo. 

Checo Pérez sabe que es fundamental su familia para hacer lo hace, para conquistar lo que conquista, su motor es su familia, es lo que lo impulsa en cada carrera.

Mucho se habla de estos conceptos hoy por todos lados. Lo cierto es, que no estamos educados para procesar o entender la derrota, los obstáculos ni la adversidad. O no estamos capacitados para digerir los fracasos y utilizarlos a nuestro favor. Solo los grandes conquistadores pareciera que tienen ese don específico y maravilloso para procesar las derrotas, obstáculos y adversidades de manera positiva. 

Por lo regular, ante un problema de la vida, la gran mayoría nos achicamos, nos apocamos, damos la media vuelta, lloramos y no lo volvemos a intentar. Pero algunos como  Sergio Pérez, pareciera que los engrandece la adversidad, no los achican los obstáculos, no los deprimen los golpes de la vida. 

Sí lloran. Nadie dice que no sufran los grandes conquistadores y que no les duela cada golpe del fracaso o la derrota. La clave de ellos es que toman un impulso y ante un fuerte golpe de la vida y logran grandes hazañas. 

En la temporada de la Fórmula 1 de 2020, cuando aún Sergio era piloto de Racing Point, le informaron que ya no lo necesitaban más para la siguiente temporada. En pocas palabras lo estaban corriendo y no tendría un lugar más en la Fórmula 1 el siguiente año. 

Ante esta noticia, se le acababa su carrera en la Fórmula 1. Era el final de una historia relativamente exitosa. La noticia para Sergio fue dolorosa, no tendría más trabajo en esa escudería. Llegaría alguien más con más cartel, con más éxitos en su historial y Sergio sería un desempleado más. 

¿Qué hizo Sergio? Ya sin contrato, le quedaban tres fechas más por correr, solo tres carreras más. Se limpió las lágrimas, tomó su casco, pidió la bendición de su esposa, hizo oración, se subió a su auto y corrió la mejor carrera de su vida.

Sorprendió al mundo del automovilismo. Desde el último lugar, fue subiendo posición por posición hasta lograr coronarse ese día en el gran Premio de Bahrein. Logró el primer lugar. Con lágrimas y llanto daba gracias a Dios, un triunfo que lo colocaba con los dioses del olimpo del automovilismo. Ese día fue recibido como rey por equipo. Empezaban a despedirse de él pero reconocían su grandeza. 

Regresó a su casa, abrazó y besó a su familia. Lloró de felicidad con ellos, aun con el futuro incierto, se sentó y recibió una llamada. Directivos de Red Bull le dijeron al teléfono: "Sergio, bienvenido a Red Bull". Tenía trabajo para una temporada más con una de las escuderías más poderosas del mundo, hasta convertirse el día de hoy en el piloto mexicano más exitoso, con más podios de la historia en Fórmula 1, y con un contrato hasta el 2022 para una nueva temporada con Red Bull Racing. El contrato se ha renovado por dos años más.

El demonio es padre de la mentira y la desesperación. Sergio no lo escuchó, no le creyó cuando se quedó sin trabajo como piloto de Racing Point. Solamente, corrió como nunca, se puso en las manos de Dios y se llevó en su mente a su amada esposa y bebés. El resto es historia. 

Sergio tuvo la capacidad de utilizar el fracaso y los obstáculos como un escalón para alcanzar la gloria. Que a todos nos sirva su ejemplo para enfrentar la vida y que un día Dios nos reciba con laureles de victoria y que él mismo nos corone.

Gracias, Checo Pérez, por enseñarnos cómo debemos levantarnos del suelo. Que Dios te bendiga, que vengan más podios y que algún día logres el podio más importante de tu vida, el podio de la santidad.

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