"Le he pedido a mi abuelo una lista de cosas que le hacen feliz". Así comienza el texto de un tuit que colgó ayer una joven, Raquel.
La imagen mostraba la lista de cosas que su abuelo, efectivamente, le había escrito. Un texto redactado sobre dos hojas de cuaderno de espiral y en bolígrafo azul, sin pretensiones, salido del corazón, con sencillez, pero que a la nieta le han hecho reflexionar hasta el extremo: "Me encuentro personalmente destrozada", dice ella, Raquel.
El abuelo enumera la lista de momentos en que es feliz y aparecen cosas como:
"Cuando me voy a Huelva para ver a mi hijo y nietaso".
"Despertarme por la mañana y ver a mi mujer junto a mí", y tacha "levantarme por la mañana y ver a mi mujer dormir".
"Tocar la guitarra y cantar lo poco que sé, por las tardes".
"Conducir mi coche y viajar".
"En el verano irnos a la playa".
"Bajar a la terraza del bar a desayunar en el verano".
"Merendar alguna tarde en el bar churro y chocolate".
"Cuando nos llaman por teléfono los hijos, que no son muchas veces".
"Hacer algo en el piso, arreglar cualquier cosa y que me salga bien".
"Cuando nos juntamos todos, hijos y nietos, para comer en un bar".
Todas son cosas que no requieren mucho dinero, si se quiere, pero que por experiencia común sabemos que nos llenan el alma: son el amor, la familia, el estar juntos y saberse queridos, el cuidado de unos a otros.
A la nieta no le ha pasado por alto esa coletilla del abuelo que, sin quejarse, dice que se alegra cuando los hijos llaman por teléfono, pero que no sucede tan frecuentemente como le gustaría: "Cuando nos llaman por teléfono los hijos, que no son muchas veces".
Da que pensar. Otros tuiteros han hecho lo mismo con sus abuelos o con sus padres, y hay quien se ha llevado grandes alegrías al comprobar el cariño de su padre, por ejemplo:
Así que gracias, abuelo de Raquel, por decirnos qué cosas le hacen feliz, por hacernos pensar y por transmitir, desde su experiencia de años de vida qué es lo que de verdad importa.